
Cuántas veces nos escapamos de esta realidad, para viajar a lugares y eventos, que por escasos y efímeros momentos llenan de contento y calidez, esos espacios vacíos y necesitados que llevamos cargando a cada rincón.
No hay vida perfecta, como tampoco hay nada perfecto y, es parte del sueño, fugarnos en pos de esa ansiada perfección.
Lo hacemos viendo una película, leyendo un libro y hasta escuchando una canción.
Son sueños tan irreales, que dejamos a un lado nuestro nombre, cuerpo, conciencia, memoria e identidad.
Pasamos a un plano paralelo y sur real, donde lo negro y lo blanco se confunde con lo de arriba y lo de abajo, lo de la derecha y lo de la izquierda, lo de adelante y lo de atrás.
Todo es posible, más sin embargo es realmente imposible. No será en esta vida, que al menos estos sueños puedan convertirse en realidad.
Dicen por ahí que si de soñar se trata, entonces hacerlo con pompa a 5 estrellas, pues sólo en sueños todo se vale. Más no olvidemos, que confundir la realidad podemos y entonces vivir sin soñar, o pasarnos el resto de nuestras vidas en sueños y jamás hacerlos realidad.
PS: ¿Qué sueño? Poder alguna vez volar. Sumergirme en el inmenso océano y no necesitar respirar. Comer golosinas sin engordar. Beber sin después trastrabillar. Que las canas y arrugas que ahora tengo, no pasen a más. Reír un millón de veces más que las que he de llorar. Un montón de cosas raras más, pero de eso se trata, de soñar.
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