Hoy estoy emputada, enfurecida, encabronada, enchinchada a más no poder. Por qué diablos mis congéneres ciudadanos son tan pero tan mulas, no logro entender. La infraestructura vial del país está más que colapsada, cada día mueren más porque se los traga la tierra, los arrastra un río crecido, les cae encima una casa socavada o un deslave masivo de tierra. Aparte por supuesto la violencia urbana común y corriente, desmedida y descontrolada de la vida diaria.
Pero no, aunque estén bien jodidos, muriendo de hambre, frío, sin techo, sin opciones u oportunidades viables, miren por quienes deciden votar para los próximos 4 años. Por quienes votaron hace 4 años es que en parte, estamos en el caos de hoy, se robaron hasta lo que no hay y nos endeudaron por cientos de años. La ciudad Capital se derrite, todo el país se está deshaciendo con tanta lluvia y no hay nada que se pueda hacer.
Me duele que haya muerto gente, me duele que tantos estén sin techo, sin ropa, sin comida, de duelo, heridos o enfermos.
Pero qué se puede hacer con un pueblo que no piensa, que no quiere mejorar. Que elige consciente y voluntariamente a su propio verdugo, cada 4 años sin excepción y así cava su propia tumba, ignorante de sus acciones y de las consecuencias de las mismas.
Es feo sentirme tan aislada, tan marginada, tan alienada en un país y con gente que no comparte mis ideales, mis sueños, mis esfuerzos, mis metas. Soy parte de una minoría que cada vez se achiquita más y más, hasta que ya nada quede, porque la mayoría lo destruyó todo, con sus elecciones y su ignorancia.
Hoy tengo un coraje y tristeza en el alma y corazón que me están quemando. Qué pueblo más pendejo, no lo entiendo y como que nunca lo podré entender.
Estas tragedias no son por una naturaleza salvaje, ni por designio de a saber qué dios, ni por mala suerte, ni por coincidencia. Toda esta desgracia es por dejar que ignorantes decidan y voten por corruptos, ladrones y criminales, aparte de ineptos e incapaces. Una mayoría de ignorantes está condenando a un país a la pobreza, hambre y muerte.
Es una mayoría que no se puede controlar, encauzar ni orientar, es casi como una maldición en masa.
Hoy estoy más que emputada, encabronada y desilusionada, pero aquí estoy.
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