Se siente extraño, cuando de repente, cambias. No eres la misma, no te pareces ni por asomo a lo que creías ser. Es cómo ver a una extraña, frente al espejo. Se parece, piensas, pero no soy, no es.
¿Cómo reaccionaría si un día mi visión de lo que me rodea cambiara a tal grado que pareciera necesario o al menos cuerdo iniciar desde el principio, pues ya no hay vuelta atrás?
Lo que antes mantenía un rumbo, ahora se borra, da señales encontradas y se apartan inexorablemente de lo que se conoce, se cree, se piensa y se desea.
Hacemos un rápido y angustioso inventario de lo que somos y tenemos... y con cada paso la realidad es más impactante y temible que cualquier sueño.
No nos encontramos por ningún lado. Sin embargo nos parecemos a lo que fuimos, pero siendo totalmente diferentes. No hay explicación a la mano, no hay libro o diccionario que explique en términos claros, qué diablos nos está pasando.
Nos asustamos, nos sorprendemos, pero extrañamente nos alegramos. Porque lo presentimos, lo visualizamos y ahora sólo se está materializando.
Còmo somos por dentro, qué pensamos, qué sentimos, què imaginamos, es algo que para cualquier otro es como un agujero negro sin inicio ni final, sin sentido y que curiosamente explica todo lo demás.
Pueden ser los primeros vestigios de una demencia precoz, o de un reclamo del cuerpo y del sentir interior.
Es como una bestia despertando, cuando no hay lugar para domarla, ni controlarla. Es sentir poder y fuerza sin saber dónde o cómo usarla o encausarla.
Esto es la vida, nada es lo mismo y nunca lo será, sólo nos despertamos y encontramos a otra persona en nuestro lugar, vistiendo nuestro cuerpo y usando nuestra voz, sin poder gritar ni de miedo, ni de emoción.
Sólo sin nada qué hacer y divagando se puede llegar a perder el tiempo en esta cuestión.
Entonces coloco un mensaje, algo apresurado, algo incoherente, con mala letra y tachones, dentro de una vieja botella. Poder decirle al tiempo lo que siento, lo que quiero, sin le necesidad frenética de una respuesta que escuchar tal ves, no quiero.
Tengo preguntas, instintos, ideas que no tienen sentido, no poseen ningún propósito u objetivo. Sólo están, van y vienen, entre nubes a veces claras y a veces tormentosas. No se detienen por mucho y no se alejan del todo. Yo sè y ellas saben que al tanto estamos, pero tácitamente nada, la una de la otra, esperamos.
Pasar desapercibida, es la clave de la paz en esta vida. Nada mejor que alejarse de las opiniones, juicios y críticas. No se espera reconocimiento, tampoco nada de vuelta, sólo la fresca brisa de ser, pasar y seguir hasta donde alcance nuestra vista.
Se pasa de ser un simple peón de juego a ser los colores y las esquinas del tablero, no actúas, pero permites que el juego siga. No se tiene partido ni preferencias, el placer yace en ver las diferencias.
Nada ni nadie entender puede, lo que a tropezones explicar o confundir quiere la mente. Y el cuerpo, el cobarde montòn de carne y huesos, se queja pero sin dar la cara, demostrar su necesidad no quiere. Y a solas la intriga se esconde, en una esquinita bien oscura y olvidada, creyendo ingenuamente, que la bestia de nuestros instintos al dormir se apaga.
Ilusos aquellos que así lo tomemos y las respectivas medidas, de cuidado, prudencia y temeridad no implementemos.
1 comentario:
Me encanta lo que escribes sigo cada texto . I ♥ RINCONCITO DE MIS PENSARES Y ENSUEÑOS
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