
Como que lo inevitable está a la vuelta de la esquina. Me cuesta ver letra pequeña, no enfoco, confundo y me equivoco.
Que conste que todavía no tengo tanta caminata pero ya de tanto uso, se me arruinaron los ojitos.
No me puedo quejar realmente para todo lo que los he usado y en lectura, como que es justo que tengan cansancio acumulado, pero que incómodo no tener la seguridad de ver lo que debería de ver.
Ya me rechazaron un cheque, ya es más frecuente que pido que me lean las indicaciones de los frasquitos, y aunque a regañadientes, la hora de buscar lentes, se acerca a zancadas de Gulliver.
Y qué no he visto sobre ojitos, si de eso me he ganado la vida los últimos 15 años. Poner y graduar lentes, no ha sido mi pasión, pero meter cuchillo...bisturí pues, eso es mi mero royo. Afortunadamente ahí el microscopio le hace a todo y lentes fuera antes de contar hasta tres, como ser joven otra vez.
Pero en el trabajo, después de ser la más nueva, soy la más antigua, después de ser confundida con una estudiante, ya no hay duda de que soy la maestra.
Ventajas y desventajas, como todo, depende del lado de la lente que se esté y que se vea.Nunca he usado lentes y como es natural, no me emociona la perspectiva de que sean mis compañeros por los años que me quedan.
Los anteojos para sol, a esos los llevo hasta en la noche en medio de una tormenta, y de ahí que por lo menos, mis escleras o la parte blanca del ojo esté así, blanca.
Como he mencionado, una debe obrar en base a lo que predica, y si mi recomendación es el cuidado ocular, pues mis ojitos deben estar en la mejor forma y condición posibles.
Me he preguntado a menudo, cómo pueden haber endocrinólogos que no cuidan su dieta de azúcares, o cardiólogos que llevan a cuesta más de 50 libras extras, o dermatólogos que se asolean sin protección al medio día, o ginecólogas que no se han hecho Papanicolaou hace años.
El no poder ver de cerca no es una enfermedad, tan sólo es la inexorable realidad del paso del tiempo y a todas nos afectará de una u otra forma, por cierto, esta condición se llama "presbicia".
Quiero unos aros bonitos, elegantes pero casuales, pequeños pero cómodos, livianos pero resistentes.
Al menos le veré el lado positivo y es que estoy en pos de unos aros con personalidad, sí, que me hagan ver interesante y no vieja, y que deje de arruinar documentos porque no puse la cantidad correcta.
No niego que ya pesa la tanatada de añitos, pero como que una se hace la loca y media tuerta, porque hasta que no pasa algo trascendental, no da una pie con bola.
Hay que avanzar por la vida con toque especial, con gusto, con soltura y elegancia, para que a una le asiente, le quede, le de ese aire de experiencia y sabor a añejo, de la mejor calidad.
Respetemos a nuestros mayores, porque como la enfermedad, la vejez es parte inevitable de nuestra vida, si tenemos la fortuna de vernos ancianitas, que sirva para compartir las aventuras y cicatrices que nos curtieron y formaron...y con los lentes bien puestos.
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