Hacer lo mismo y esperar resultados diferentes, es de entradita, una tontera.
Si nos da alegría y satisfacción, pues hay lógica razón, pero si nos hace desgraciados, infelices y frustrados, es y repito, una tontera.
Mantenerse atrapado y estático manteniendo las mismas actitudes y mecanismos emocionales por la razón que sea; miedo a lo nuevo, a lo desconocido, al cambio o lo que sea, equipaje y traumas o complejos del pasado, no va a cambiar por milagro o arte de magia la situación que vivimos y que nos causa dolor.
Pero la pregunta es ¿por qué insistimos en algo que sabemos no nos cae bien, nos daña y nos hace infelices? ¿Por qué a pesar de querer ser felices, perseveramos en las mismas reacciones, que hasta la fecha no han dado ningún buen o deseado y positivo resultado?
Hoy estoy con muchas preguntas, muchas dudas, y considero que es momento de aceptar que no las puedo resolver o entender como yo hasta hace poco pensaba que podía. Algo no estoy haciendo, pensando o diciendo bien, que me acarrea tantos inconvenientes y complicaciones en la vida. Finalmente acepto que lo que creo que hago bien para resolver lo que no está bien, no es lo que debería de hacer. Pero y ¿qué tengo o cómo lo tengo que hacer? No se con claridad el qué o el cómo.
El primer paso es aceptar que algo, lo que sea, no cuadra, no va bien, no está bien, yo no me siento bien. El segundo, saber qué es lo que quisiera, y qué estoy dispuesta a ceder, dar o cambiar para lograrlo. Y tercero, es comunicarlo, planificarlo, socializarlo.
Lastimosamente este tercer paso me es cuasi imposible, mi acertividad es nula, por causas inexplicables no puedo expresarme de una forma clara, concisa y neutral.
Es en este aspecto que he llegado a la conclusión que de seguir con esa falta de acertividad y no hacer algo al respecto, mi entorno no cambiará y me seguiré sintiendo estancada y sin posibilidades de ser una persona contenta, tener una vida agradable y una paz interior y exterior tan necesarias. A tal grado que siga sin aprovechar mi vida y no sea un ser humano con quien sea agradable estar y compartir.
Soy muy, extremadamente escéptica, pero no estoy cerrada a pedir y recibir ayuda, profesional por academia o experta por la vida, con tal que me encamine, estoy anuente a intentarlo. No muchos entienden que hay cosas que una quiere contar, hablar, platicar, expresar y no se puede así nomás con familia, pareja, colegas y demás. Hay cosas que han de ser escuchadas por dos tipos de personas: amigos de verdad o terapeutas profesionales de verdad.
Cuando digo de verdad es que su visión sea imparcial, no pequen de chismosos o charlatanes y sepan escuchar, pero también conversar.
En pocas palabras, a veces y en tiempos de tormenta, creo que pido imposibles, pero lo último que debería de morir, es la esperanza de mejorar.
Hay unas frases que me han dado fortaleza en estos últimos días como lo son:
“A veces tomamos un camino – físico, mental o emocional –cuando el verdadero amor y felicidad que tanto deseamos puede encontrarse simplemente quedándonos quietos. Lo que estaba buscando estaba precisamente frente a sus ojos, todo el tiempo.
Pasamos nuestras vidas buscando por algo que pensamos no tenemos, algo que nos hará felices. Pero la llave para nuestra felicidad más profunda está en cambiar nuestra visión de dónde buscarla.
Como lo dice el gran poeta japonés y Zen, Maestro Hakuin: “Al no saber cuan cerca la Verdad está, las personas frecuentemente buscan lejos. Qué pena. Son como aquellos que al borde del río, claman desesperados por tener sed.”
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