
Oportunidad, puede no ser más que una palabra para muchos y ser una forma de vida para otros. El momento es cualquiera, siempre está pero casi nunca se ve. Nunca se nos niega y con frecuencia se rechaza. Las oportunidades existen para todos, no discriminan al contrario de la creencia común, pues sólo son oportunidades, no son ideas, prejuicios, creencias u otras cosas manipuladas y contaminadas por los seres humanos.
La oportunidad es parte de la naturaleza, está siempre presente, cada instante de nuestras vidas pero al igual que muchas otras cosas, las ignoramos a pesar de que las necesitamos.
Es como vivir con la respuesta, caminar al lado de la solución, tener el mapa de nuestro camino y pensar que no tenemos nada y tampoco preguntamos por dónde.
Las oportunidades no son derechos, son opciones y decisiones que dependen primordialmente de nosotros y no de los demás.
A la oportunidad se le ha dado una connotación de injusticia, cuando personas argumentan que no se les dio, o no tuvieron, o no se presentó la oportunidad de hacer, decir, pensar, cambiar, etc. y por eso no tienen, no pueden, no logran, no alcanzan. Creen que, en conclusión son víctimas y no captan el protagonismo que juegan su actitud y decisiones en sus vidas.
La oportunidad no se recibe, se busca y para ello hay que saber como mínimo, que el que busca encuentra…pero…que nada es de regalado, requiere un granito de nuestra parte aunque sea un poquito de entendimiento, actitud positiva y buena voluntad.
El problema en Guatemala, no considero sea Guatemala misma, sino la mentalidad e idiosincrasia tan desgraciada del guatemalteco resentido e ignorante. Ese guatemalteco afortunadamente no conforma la totalidad de los guatemaltecos, pero enlentece y obstaculiza la tendencia innata de la persona a buscar su bienestar, su felicidad y su superación.
Podría parecer que soy una quejosa de mi país, pero al contrario, cuando reflexiono sobre mi nacionalidad y mi vida en este país, me es imposible no estar agradecida, inmensamente agradecida por haber nacido aquí y ahora.
Y pensar que hay lugares donde no permiten que las mujeres lean y se instruyan, no les autorizan manejar vehículo, usar pantalón, asolearse desnudas y fumar. Donde la maternidad se considera una obligación y no una opción y la educación es un privilegio vedado en vez de un derecho ciudadano.
Definitivamente no cambio mi terruño, pues es el país casi, casi ideal. Lo amo y por eso me arde que haya tanto malagradecido.
En este país puede que la “mayoría” no se sienta satisfecha ni realizada. Y es que la “mayoría” es una partida de dejados. Digo “mayoría”, porque como país “democrático”, elegimos a un gobierno por mayoría y de ahí se originan bastantes de nuestros padecimientos. La mayoría de la población guatemalteca según estadísticas profesa algún tipo de religión y lastimosamente es la judeocristiana, aunque pensándolo bien, podría todavía ser peor y predominar la islámica. Y para no terminar pero agregar, la mayoría de los guatemaltecos son analfabetos.
Las oportunidades que nos rodean, las disolvemos al momento de elegir mal, de creer sin pensar y de no leer más y entonces no lograr un criterio que nos permita elegir bien y creer porque fuimos capaces de analizar y entonces poder mejor escoger.
Estas deficiencias se heredan en una sociedad y población, de unos a otros, porque no hay compromiso ni cuidado en el bien común y el deseo sincero de un futuro mejor.
Entonces no me extraña que la “mayoría” tache a Guatemala de un país sin oportunidades. Actitudes egoístas e ignorantes no pueden aprovechar tanta oportunidad en un país como este. Lastimosamente no se le puede pedir peras a un olmo y no es lo mismo una manzana de una naranja, aunque ambas sean frutos y crezcan en árboles.
Los factores involucrados en el desarrollo de los eventos, circunstancias y situaciones, moldean las vidas de cada uno en diferentes formas y la generalización no ayuda cuando es representada por la desidia y la mediocridad, sin mencionar el odio alimentado con el pretexto de que no existen las oportunidades o que no hay opciones.
Veo en el mapamundi y no puedo negar que aunque hay muchos países maravillosos para visitar, la vida que vivo en Guatemala es en extremo gratificante y cómoda. Sin ser millonaria, política, guerrillera, capitana o monja, aunque sea difícil de creer, tengo más de lo que necesito y todo lo que quiero.
Gracias a este país, en el que para sobresalir y hacer la diferencia no se tiene casi nada de competencia.
Gracias a un padre y madre estrictos pero con sentido común que a su vez tuvieron progenitores con características similares y así desde muchas generaciones atrás y donde la religión se mantuvo afortunadamente al margen.
Gracias a la cultura de lectura y análisis que me inculcaron. Donde la culpa y los dogmas no aplicaban.
Gracias a la libertad vivida donde simplemente y desde niña tuve que dar la cara y ser responsable de mis decisiones, fueran éstas buenas o malas.
Gracias a un sistema educativo no gubernamental, con influencia europea, secular y mixto que me reforzó el concepto de convivencia y tolerancia, disciplina y aspiraciones altas.
Gracias a una universidad que me adoctrinó con la idea de la excelencia profesional a través del ejemplo, la ética y del estudio intenso.
Gracias a una institución que permite el crecimiento personal y profesional y aunque con mucha dificultad, aún no es presa de la burocracia total.
Gracias a amistades que me han brindado su apoyo y buenos consejos, para contarlas, me sobran los dedos de las dos manos.
Si a esto se le intenta llamar suerte o regalo, mis disculpas, pero es el simple resultado de oportunidades que pudieron ser identificadas con la ayuda de una herencia sana, sentido común, buen ejemplo y estudiar como loca para poder laborar con éxito. Y todo esto es “made in Guatemala”.
No es de extrañar que defienda y pelee por mis intereses que a la larga son de muchos aunque no sean de la “mayoría”.
Es una realidad que estamos interconectados y no nos libramos de todos y cada uno de los efectos de decisiones buenas y malas del presente y del pasado. Las oportunidades existen, no discriminan y sólo a veces o… con frecuencia, “la mayoría” tiende a ignorarlas.
1 comentario:
Oportunidades Existen y si no las vemos, pues nos las inventamos!! quien diga que no hay oportunidades seguramente es que tiene pereza o el conformismo le ha ganado.
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