
Todo lo que empieza ha de terminar, cuando…nadie lo puede saber a cabalidad, pero este año se está acabando y hay una certeza de aproximadamente 16 días para que esto pase.
Cada año tiene sus encantos así como sus momentos de sufrimiento y dolor. Y algunos momentos en los que no sé ni qué diablos pasó, pero poquitos.
Y aunque la fecha actual es tan incierta como cuando se formó el universo, hoy pienso en tantas personas que precisamente en esta época de “felicidad, alegría, descanso, regalos, viajes, y demás”…ven al frente un futuro incierto porque están enfermos, perdieron sus trabajos, familiares o seres queridos fallecieron, están solas o no cuentan con la compañía y el poder compartir con amistades o familia. Tienen deudas hasta el cuello y todo se ve negro.
No es un evento exclusivo de Guatemala, lastimosamente es mundial. La humanidad se ha deshumanizado y dejamos de ayudarnos para lastimarnos.
Toda acción tiene sus consecuencias, las que hoy veo me erizan los pelos y me hacen compartir en cierto grado una sensación muy inquietante y poco cómoda de incertidumbre.
Los puntos de referencia que alguna vez intentaron mantener la coexistencia planetaria en armonía, ahora se desvanecen como azúcar bajo la lluvia. Sentimientos preciados como el amor no egoísta, la generosidad, la honestidad, la verdad y la compasión, son delegados o totalmente sustituidos por una inseguridad emocional, mental y física de proporciones incalculables en cada ser humano. Entonces el planeta se viste de violencia, de impunidad, de incapacidad, de descaro, de abuso, de agresión, de intolerancia, de ignorancia y sin ninguna reserva o limitación, tiñe a todos y todo con el color, sabor y olor de dolor y tristeza.
El afamado “poder”, de hacer el mal. Y esto no tiene ninguna connotación religiosa, es simple comportamiento humano en la era actual. El tener “MUCHO” destructivo, venenoso, corrosivo. La temida “guerra” es una mascota comparada con la “GUERRA” real e implacable que no da tregua ni paz a tanta mente y tanto corazón, en la soledad de un mundo sobre poblado y plagado de MUCHA hambre, MUCHO frío interior, MUCHA enfermedad y MUCHÍSIMO dolor.
Nada que ver con el famoso slogan de tener mucho dinero. Eso no es el problema de base, sino lo que lo causó. Me refiero a tener “MUCHA” envidia, resentimiento, egoísmo, odio, amnesia, irresponsabilidad, mezquindad, avaricia, insatisfacción, soledad, tristeza y dolor. “MUCHA FALTA DE AMOR”, a la vida, a todo lo que nos rodea, pues sienten que por más agua que beben, de tan salada, sólo les crea más y más sed…NUNCA SE SATISFACEN… y al final en su total confusión y delirio, se autodestruirán. Llevándose a algunos varios de corbata como ya lo están haciendo por aquí en Guatemala.
Cuándo entenderemos que nos necesitamos los unos de los otros, que sin el bienestar de todos los demás nunca obtendremos el propio. Que “TÚ” felicidad, tú sonrisa, tú amor, tú bienestar, tú salud, tú trabajo, tú vestido, tú techo y tú familia, al estar bien, todo eso de lo “MÍO”, también estará bien.
No tengo que regalar nada material para que mi país se mejore, de nada sirven esos impuestos y los demás por venir, si no tengo amor, amor del bueno para hacer cada cosita, por simple que sea, mucho más grande y mejor.
Puede sonar utópico, imposible y hasta ridículo, pero son los simples y humildes pensamientos de una lesbiana atea, en un día como hoy, cuando veo y siento mí alrededor.
Termino con un comentario de Su Santidad El Dalai Lama:
“Creo que cada nivel de la sociedad- familiar, tribal, nacional e internacional- la clave para un mundo más feliz y con mayor éxito es el cultivo de la compasión. No tenemos que volvernos religiosos, no tenemos que creer en una ideología. Lo único necesario es que cada uno de nosotros desarrolle buenas cualidades humanas. Es una banalidad fijarse en las diferencias externas, porque nuestra naturaleza básica es la misma. A fin de cuentas la humanidad es sólo una, y este pequeño planeta es nuestro único hogar.”

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