Y qué importa...tanto?

Acabo de leer un foro donde un chico pregunta si las mujeres somos lesbianas porque aún no hemos tenido sexo con un hombre que realmente nos satisfaga y por ende, tomamos la dirección que conduce a chicas. Como expresó la que respondió, que como lo sentía honesto y sin malicia, no le contestaría como probablemente lo haría en otra situación.
Y expone un punto importante, como el que en definitiva es una realidad que hay muchas mujeres heterosexuales que nunca o pocas o moderadamente han sido satisfechas por un hombre como pareja sexual, y no por ello se “convierten” en lesbianas. No hay relación y por lo tanto es ilógico desde todo punto de vista.
¿Qué hace que la gente experimente, que busque cosas diferentes, que se salgan del guacal, que van opuestas a lo convencional, que se saltan la valla o que simplemente parecen una locura?

Puede haber muchos factores, razones o argumentos, pero pasa. Y el tomar un sendero un tanto escabroso, diferente o hasta un cachín peligroso tiende a refrescar el ambiente, limpiar el paisaje y ver más allá del mismo horizonte.

Me puse también a pensar qué es mejor o más placentero, si el sexo con una mujer o un hombre, pues para quienes hemos tenido la oportunidad de experimentar ambos lados, y no diría precisamente que un tipo de acto sexual es mejor o peor que el otro. No es el acto como tal. Son las personas involucradas y la química que se da entre ellas; eso es el punto, meollo y detalle definitivo y principal. Hay otros factores, muchos más, pero no tan siquiera de significancia trascendental.

Creo que me considero lesbiana, porque prefiero la intimidad con una mujer, además estoy en una relación de compromiso serio y a largo plazo, lo cual ya implica reglas, acuerdos y prácticas aceptadas por las dos. A los chicos les veo más como una fantasía, eso diferente y que se contradice y sale del perímetro. Nada de qué alarmarse.

Es curioso como el tema del sexo trae más problemas que muchas otras cosas, a veces hasta tal punto que cansa y se trata de esquivar. O te saturan en los medios, o te juzgan, o te confunden, o te frustran, pero aparte de eso, ya nada le para a una el pelo. Un tema tan versátil y enriquecedor, se vuelve banal y preparado. Simplemente se le quita la emoción.

Me pasa ahora más a menudo, que las palabras ya no pesan, que los conceptos son más elásticos, que los límites son más ilimitados, que las normas son menos y las excepciones son más. Que lo escrito no tiene que ser cierto y lo escuchado puede venir de otro planeta. Que todo es posible y lo imposible puede algún día, ser factible. De todo se aprende, y lo más difícil es no tratar de cambiar a los demás, sino aceptar y encaminar el cambio propio; a veces hablando y otras mejor callando.

Que mi mente ha cambiado, que mi cuerpo ha cambiado, que mi forma de ver, oler, sentir, escuchar y percibir mi entorno ha cambiado, cambia y probablemente seguirá cambiando….y ya no me asusto, ya no me inquieto, ya no me angustio, ya no doy explicaciones, ya tampoco las pido, porque para respirar sólo necesito un par de pulmones y algunos latidos. Que como hoy aquí estoy y mañana, tal ves no.