Ok, por algo es este un lugar lésbico, para que se lea aunque de vez en cuando algo del tema más solicitado, el sexo.
Pero para poner o decir lo que está escrito y dicho por la mayoría, mejor ni lo intento.
Quiero enfocarlo desde una perspectiva más humana, más real y en todo caso que me deje más, a mi persona y a mi relación.
Pues tengo una duda, y en base a ella empecé a escribir esto que viene.
¿El sexo, es espontáneo o aprendido?
Pero para poner o decir lo que está escrito y dicho por la mayoría, mejor ni lo intento.
Quiero enfocarlo desde una perspectiva más humana, más real y en todo caso que me deje más, a mi persona y a mi relación.
Pues tengo una duda, y en base a ella empecé a escribir esto que viene.
¿El sexo, es espontáneo o aprendido?
Hay muchas preguntas y algunas se responden, mientras que otras no.
En mi divagación mental, considero que se nace con un potencial sexual, es innegable. Pero es por ello innato el saber hacer sexo o lo hemos de aprender, mejorar y si se puede hasta perfeccionar…veamos.
Nacer con un potencial y saber hacerlo son dos cosas diferentes.
La primera puede quedar dormida y olvidada, la segunda debe ser aprendida.
Por ejemplo: escribir. Todos los humanos tenemos la capacidad de lograr hacerlo, algunos permanecen analfabetos, otros tras algún tipo de estudio, logran escribir. Pero aún los que saben escribir, pueden hacerlo con bella caligrafía o mamarrachos indescifrables, poemas y prosa que alimentan el alma o tonteras que no sirven para nada.
Entonces se cae en la premisa de que no es suficiente saber hacer algo, está adjunta la parte del perfeccionamiento, de tal forma que una simple actividad se transforme en una obra de arte. No es lo mismo leer las noticias en un diario que disfrutar unas páginas de tu libro favorito.
Entonces volviendo al sexo, se tiene el instinto y el potencial, pero:
¿Que tan bien se hace?
¿Cuáles son los resultados para la persona que lo da y para la que lo recibe?
¿Se tiene siempre satisfacción y es la misma definición para ambas partes?
¿Qué se necesita para hacer algo un poco mejor que solamente bien?
¿Nos conformamos con lo que sale de “nuestro instinto” o nos esforzamos por ser amantes de más alta calidad?
¿Buscamos imitar o somos capaces de improvisar e innovar?
¿Qué nos estimula, impulsa, motiva a transformar un simple acostón en un momento inolvidable?
¿De qué tanto nos sirve la teoría si no se ve reflejada en la práctica?
¿Y qué tanto de esa “teoría” es aplicable a la práctica en la vida real?
¿Es el tener sexo una finalidad a corto plazo, como satisfacer una necesitad o una calentura, o es más como una experiencia que en sí nos permite alcanzar un nivel más alto y así irnos superando?
¿Qué tanto nos interesa el ser artistas o expertas en el amor y el sexo?
¿Qué tanto nos dedicamos a aprender más?
¿Qué tan dispuesta se está en dejar un instinto por un conocimiento de hecho y causa?
¿Qué tanto nos dejamos influenciar y por ende, frustrar al compararnos con lo que se dice, se escribe y se transmite por los medios de comunicación?
¿Qué tanto nos hemos congelado o inhibido en nuestra sexualidad por eventos previos poco agradables, pero que ya son pasado?
¿Qué tanto nos proponemos el discutir este tema del sexo con nuestras parejas en vez de asumir que lo sabemos todo y no se amerita de más?
¿No se debería acaso hablar sobre algo tan natural y humano como el sexo, entre las partes involucradas?
¿No será que el acto sexual es más que besos, abrazos, frotadas, penetradas, gemidos, y tiene una conexión con el ambiente, la situación, los estados de ánimo, nivel de hormonas, manejo de estrés, la confianza, y la autoestima personal?
¿Qué tanto evitamos expresar nuestras opiniones por evitar confrontaciones?
¿Qué tanto deseamos comprometernos para ser parte de la solución y no de la ruptura?
¿Qué se prefiere de una amante, que sea honesta o que finja?
¿Qué tan grande tenemos nuestros egos, como para no aceptar críticas que podrían mejorar una relación sexual?
¿Es el sexo una forma de escapar o es una forma de consolidar?
Estas y un montón de preguntas más me han dado vueltas por la cabeza, algunas como puse al inicio, con respuestas y otras no. Muchas de estas preguntas han venido de amigas cercanas, otras de conocidas y otras de completas extrañas. Tanto lesbianas como gays, como bisexuales como heterosexuales, como solteras o separadas, todas tenemos dudas, todas queremos respuestas…pero ¿cuantas las buscamos?
Hay tanta información de todo tipo con el fin de aumentar, mejorar, innovar, explotar el sexo entre dos personas, con el fin último de lograr el máximo placer físico y emocional posible. Pero tras leer y cuestionar, esta información en muchos casos está tan lejos de la realidad y tan tergiversada, que casi y no es posible aplicarla. Los ejemplos van desde la porno cruda hasta el romanticismo cursi. Pero a veces olvidamos que son historias, son películas y queremos que simplemente se vuelvan reales.
El sexo no sigue parámetros establecidos, que si hay ganas con eso basta, o que si hago esto o lo otro va a funcionar. No es para nada una receta de cocina. Es más una aventura llena de sorpresas, algunas buenas y otras no tanto.
La imaginación es un ingrediente de alto valor y efectividad en el acto sexual. Puede abrir puertas y ventanas que no habíamos notado antes, invitando a salir de la cotidianidad.
No todo acto sexual implica orgasmo, ni pasión desbordada. El deseo en cada persona tiene diferentes medidas, las aspiraciones y expectativas pueden variar, y para saber más de ello se ha de hablar y platicar.
Tampoco el tener sexo debería de significar un acto imposible, donde hay más factores en contra que a favor, donde la planificación quita el deseo o apaga la pasión. Es cierto que la espontaneidad es deseable, pero a veces es mejor ir a lo seguro y evitar por asumir, una frustración.
A veces comparo el sexo con el hambre, comer es una necesidad, a veces la comida sólo se traga en la prisa, las múltiples ocupaciones, el cansancio o hasta el aburrimiento; pero un manjar se degusta, se mastica con toda intención, se prolonga lo más posible y se obtiene una gran satisfacción. Es una realidad que en varias oportunidades tendremos que tan sólo tragar nuestros alimentos, y otras en las que nos podemos con ellos deleitar.
Hay una frase que se me antojó interesante: “La intimidad no es negociable. El comportamiento si es negociable.”
Esto es el inicio de una búsqueda personal en el mundo tan amplio y a veces tan confuso de mi sexualidad. Y es que quiero entenderme mejor para poder entender a los demás. Quiero saber más para poder dialogar y quiero dejar de temerle a hablar y opinar sobre un tema que es tan parte de la vida diaria como el dormir, comer, leer, y otras cosas más.
Me ha pasado que mejoro en partes de mi vida, me siento que me las puedo todas y luego reviso y me doy cuenta que me falta mucho en otras. Que por conveniencia puedo ignorar ciertas áreas, que soy muy buena en otras…pero a la larga me causan sensaciones de haber fallado, en esta vida que me ha dado tantas oportunidades de progresar.
No es lo mismo ser una chica lesbiana a los 17 o 25 años que ser una mujer madura de 40, la vida no se ve igual. Sabemos a veces más de lo que hubiéramos querido saber; y no sabemos tanto que nos asusta y en esta aventura, descubrimos fuerzas escondidas y equipaje que debimos haber desechado años atrás. Mas las ganas de seguir son mayores y de buscar, entender, ayudar y ultimadamente, mejorar; se vuelven los faros que guían nuestros pasos entre las irregularidades y obstáculos del sendero que es tan bien conocido como, vida.
¿Qué tanto nos proponemos el discutir este tema del sexo con nuestras parejas en vez de asumir que lo sabemos todo y no se amerita de más?
¿No se debería acaso hablar sobre algo tan natural y humano como el sexo, entre las partes involucradas?
¿No será que el acto sexual es más que besos, abrazos, frotadas, penetradas, gemidos, y tiene una conexión con el ambiente, la situación, los estados de ánimo, nivel de hormonas, manejo de estrés, la confianza, y la autoestima personal?
¿Qué tanto evitamos expresar nuestras opiniones por evitar confrontaciones?
¿Qué tanto deseamos comprometernos para ser parte de la solución y no de la ruptura?
¿Qué se prefiere de una amante, que sea honesta o que finja?
¿Qué tan grande tenemos nuestros egos, como para no aceptar críticas que podrían mejorar una relación sexual?
¿Es el sexo una forma de escapar o es una forma de consolidar?
Estas y un montón de preguntas más me han dado vueltas por la cabeza, algunas como puse al inicio, con respuestas y otras no. Muchas de estas preguntas han venido de amigas cercanas, otras de conocidas y otras de completas extrañas. Tanto lesbianas como gays, como bisexuales como heterosexuales, como solteras o separadas, todas tenemos dudas, todas queremos respuestas…pero ¿cuantas las buscamos?
Hay tanta información de todo tipo con el fin de aumentar, mejorar, innovar, explotar el sexo entre dos personas, con el fin último de lograr el máximo placer físico y emocional posible. Pero tras leer y cuestionar, esta información en muchos casos está tan lejos de la realidad y tan tergiversada, que casi y no es posible aplicarla. Los ejemplos van desde la porno cruda hasta el romanticismo cursi. Pero a veces olvidamos que son historias, son películas y queremos que simplemente se vuelvan reales.
El sexo no sigue parámetros establecidos, que si hay ganas con eso basta, o que si hago esto o lo otro va a funcionar. No es para nada una receta de cocina. Es más una aventura llena de sorpresas, algunas buenas y otras no tanto.
La imaginación es un ingrediente de alto valor y efectividad en el acto sexual. Puede abrir puertas y ventanas que no habíamos notado antes, invitando a salir de la cotidianidad.
No todo acto sexual implica orgasmo, ni pasión desbordada. El deseo en cada persona tiene diferentes medidas, las aspiraciones y expectativas pueden variar, y para saber más de ello se ha de hablar y platicar.
Tampoco el tener sexo debería de significar un acto imposible, donde hay más factores en contra que a favor, donde la planificación quita el deseo o apaga la pasión. Es cierto que la espontaneidad es deseable, pero a veces es mejor ir a lo seguro y evitar por asumir, una frustración.
A veces comparo el sexo con el hambre, comer es una necesidad, a veces la comida sólo se traga en la prisa, las múltiples ocupaciones, el cansancio o hasta el aburrimiento; pero un manjar se degusta, se mastica con toda intención, se prolonga lo más posible y se obtiene una gran satisfacción. Es una realidad que en varias oportunidades tendremos que tan sólo tragar nuestros alimentos, y otras en las que nos podemos con ellos deleitar.
Hay una frase que se me antojó interesante: “La intimidad no es negociable. El comportamiento si es negociable.”
Esto es el inicio de una búsqueda personal en el mundo tan amplio y a veces tan confuso de mi sexualidad. Y es que quiero entenderme mejor para poder entender a los demás. Quiero saber más para poder dialogar y quiero dejar de temerle a hablar y opinar sobre un tema que es tan parte de la vida diaria como el dormir, comer, leer, y otras cosas más.
Me ha pasado que mejoro en partes de mi vida, me siento que me las puedo todas y luego reviso y me doy cuenta que me falta mucho en otras. Que por conveniencia puedo ignorar ciertas áreas, que soy muy buena en otras…pero a la larga me causan sensaciones de haber fallado, en esta vida que me ha dado tantas oportunidades de progresar.
No es lo mismo ser una chica lesbiana a los 17 o 25 años que ser una mujer madura de 40, la vida no se ve igual. Sabemos a veces más de lo que hubiéramos querido saber; y no sabemos tanto que nos asusta y en esta aventura, descubrimos fuerzas escondidas y equipaje que debimos haber desechado años atrás. Mas las ganas de seguir son mayores y de buscar, entender, ayudar y ultimadamente, mejorar; se vuelven los faros que guían nuestros pasos entre las irregularidades y obstáculos del sendero que es tan bien conocido como, vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario