Pues así como que si nada, pero después de casi 350 días, llego a otro fin de año según un calendario bastante manipulado, pero que al fin de cuentas es más fácil usarlo porque la mayoría lo hace, me refiero al calendario que erróneamente pone el número 2008 en un año que pudiera ser el millón algo, si queremos ser más exactas.
El punto es que...qué rico, hay solito, cielo azul, un poquito de frío, la carga de trabajo y el estrés disminuyen...al menos para mí. Tengo la excusa de comer más, de dormir más y de gastar en cosas que no son importantes ni necesarias. Que mundo materialista tan maravilloso.
Ya desde ahora, se nota que lo de paz, armonía, amor, hermandad y otras utopías...no valen NADA cuando hay tráfico y faltan regalos por comprar o se hizo tarde para llegar al convivio.
Es la época del año en la que trato de manejar menos y asegurar así mi ahorro de gasolina aparte de mi seguridad personal y tranquilidad emocional...afuera se vuelve la selva salvaje.
Y es tan interesante observar este fenómeno, porque contradice a luz plena, lo que por milenios se ha tratado de creer...que es una época de paz, amor y espiritualidad.
No se trata de ser tóxica, ni escéptica, ni negativa, ni mala onda...la verdad, es que así es, el final caótico de un año más de insatisfacciones y cansancio...para muchísimas personas.
Pero como sólo puedo con certeza decir de mí lo que me consta...cuento sobre mí.
La época de fin de año me encanta, creo en santa Claus más que en cualquier otro ícono imaginario alegórico a las fechas. Me siento más animada, positiva, y como que se le va a una el cansancio, le tensión y es un momento de respiro en la vorágine del diario vivir.
Me fascina ver vitrinas, sobre todo las que se lucen con decoraciones muy buenas, cada año ha mejorado y significativamente, así sus precios.
Recuerdo cuando hace apenas unos 25 años, lo especial era ir a la sexta avenida, ver a la gente que aunque no más opulenta que ahora...por no decir menos pobre, se vestía con esmero y caminaba con alegría y tranquilidad. Yo iba con mi Adorada Abuelita y mi Mamá, todas unas damas, y nunca nos asaltaron...increible verdad? Los restorantes para comer eran pocos, como la Palace en la zona 4, el hotel Panamerican en la zona 1, Los Tilos en la zona 9 y carretera a San Lucas.
Antes cuando todavía me creía los cuentos, iba a los atrios de las iglesias y los dulces típicos eran fenomenales. Los poporopos eran una novedad, sobre todo porque no los había en bolsitas para el microndas...ni habían microndas!
El arbolito o chiribisco dependiendo del presupuesto, se iba a escoger al área verde que antes había a mitad de la calzada Roosevelt, de noche, con montones de gente, con frío, ´había atol de elote y las famosas hojaldras con miel...y nunca me enfermé del estómago...eso sí, jamás comí fruta verde en bolsas...cuidado desde tiempo inmemorable, eran y siguen siendo shucas.
Los tamales por tradición, eran de arroz, de la hermana República de Xela, y los íbamos a traer con inmenso gusto a una especie de casa y restaurante, El Bosque se llamaba, por la 17 calle zona 1. Se tenían que pedir con casi los 2 meses de anticipación. Eran grandes, tenían mucha carne, y casi sólo eso comíamos los tres tiempos, que buenos momentos, que comederas.
Las uvas y las manzanas recuerdo eran caras y muy preciadas, al menos en casa, al igual que las nueces y las puras almendras eran un lujo! Había una tía abuela en tercer o cuarto grado, que hacía un pastel...que nunca volví a probar y creo que ella ya falleció...se llamaba "bocado de reina", y como casi que no comíamos en casa, pues para que alcanzara, literalmente era un bocado.
Hubo tiempos de bonanza y tiempos de escacés, pero Santa Claus siempre llegó a casa hasta mis casi 14 años...tengo hermanos más pequeños, por eso. Y si algo me tocó con respecto a la paz, tranquilidad, de la época, fue la llegada de Santa.
Mi Adorada Abuelita tenía un niño Jesús y de plano pues, lo ponía debajo del arbolito y le rezaba su novena los 25 de diciembre, pero lo que realmente me gustaba era comer nueces, el olor a pino y el ponche y rompopo de su casa.
Ya puse mi arbolito desde inicio de noviembre, es un momento especial que compartimos con gente muy especial, y aunque este año fue algo duro, y los regalos no sean muchos, definitivamente estaré preparando el pavo el 24, abriré una botella de reserva de rioja, me sentaré a comer con mi esposa y la pasaré lo mejor posible.
Nos daremos una vuelta somera por las casas de los respectivos suegros, besitos y abrazos, para volver a la verdadera paz, tranquilidad y armonía de nuestro hogar.
A todas, felices fiestas, si chupan no manejen, no se peleen con los de al lado, no entren en depre porque a la larga, puede ser su última navidad y nochebuena....ANIMO, y no olviden las canciones como Rudolf de la nariz roja, Frosty del hombre de hielo, El reno que atropelló a la abuela...buenísimas y se pegan con facilidad. Las películas que recomiendo, el Expreso Polar, las de Disney, la del esqueletito que se robó a Santa pero despúes recapacita y lo devuelve...se me olvidó el nombre y en fin, todo aquello que les alegre el corazón y deje un dulce sabor.
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