Decisiones, decisiones y nada más que más y más decisiones.
Desde cuantas veces posponer la alarma del despertador, hasta si me da tiempo de rasurarme las piernas hoy o hasta mañana.
Si llevo manga larga o corta porque puede o no empezar a llover, pero igual hará un calor despiadado, aunque por la noche puede enfriar.
De si me voy por una ruta o la otra, por si el tráfico está o no pesado.
En fin, aunque no queramos, nuestra existencia está basada en todo tipo de decisiones y cada una de ellas puede hacer “LA” diferencia.
Nos preocupamos cuando pensamos que una decisión de las miles de cada día, es importante y trascendental, nos agitamos, angustiamos y hasta padecemos de insomnio. Menos mal esas decisiones no son tan frecuentes.
Ahora se siente en el ambiente, la necesidad de tomar una decisión que marcará mi vida y la de todo guatemalteco. Es una decisión que no se vislumbra nada fácil, sino al contrario, bien “yuca”.
Es una decisión que he debido tomar desde hace ya 27 años y hasta le fecha, me ha dejado un sabor amargo de desencanto, tristeza y frustración. Pero de una cosa estoy absolutamente segura, voy a votar.
Hasta hace poco, ilusamente demostraba mi repudio emitiendo un voto nulo, lo acepto y no me enorgullezco para nada, pero mis razones, equivocadas y demás, tenía y valían en su momento. Hoy es diferente, el gobierno sigue igual de inepto y corrupto, los candidatos igual de incapaces y mentirosos, pero yo he cambiado y eso me anima a retomar mi responsabilidad cívica.
Votar por el partido que llene el mayor número de mis expectativas y concuerde con la mayor cantidad de mis valores, si es de tal forma que coincida sólo un 10% o un 1%, pero más que los demás, por ese será mi voto.Y esto es el resultado de la información y apoyo de dos grandes amigas, a quienes agradezco por tener la paciencia y visión de prenderme el foco del sentido común y compromiso ciudadano.
No creo en absoluto que nada sobrenatural tenga injerencia en el destino de un país o sociedad, es simplemente su gente la dueña del futuro, los responsables de que sea prometedor o aterrador.
En conclusión, votar es una grandísima responsabilidad que aparentemente, la mayoría de guatemaltecos ignora o evita, pero igual, tarde o temprano, en nuestro tiempo o en las décadas por venir, afectará a nuestras familias, amigos, a todos sin excepción, para bien o para mal.
Votemos, que no sea nulo y dediquemos tiempo para tomar “LA” decisión que tendremos que cargar por 4 años y a la larga, por toda una vida.