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Quien me manda. La pura gana de sufrir, me imagino.
Me pica, entre que me arde y aunque me eche un galón de crema, me sigue picando y ardiendo.
Por ratos, tampoco es que siempre, pero me topo con algo y ahí sí que me arde un cachito.
Ya me aburrí de no poder hacer nadita de ejercicio, porque no puedo sudar, idealmente hablando. Con este calor y humedad, no sudar es casi que estar fallecida.
Cómo explicar la razón de pasar por esto…pues no se me ocurre, más que por pura y simple vanidad. Aparte puede contribuir una crisis repetitiva de edad media y que casi ya no voy a la playa.
No sé por qué lo hago, pero, me encanta la experiencia. Una vez no es ninguna y las doce mías, pues sólo me dan ganas de más.
Y como me bien dijo una amiga: “Que rico tener los huevos de hacer lo que una quiera y sin tenerle que dar cuentas a nadie”.
Y tiene razón, como diría mi Mamá: “Quiero, puedo y no tengo miedo”.
Sólo ahoritita, me pica y arde y ya me estoy desesperando, pero es parte del paquete.
OK, terminé de tatuarme los antebrazos, dos brazaletes de cada lado, agregados a los dos que ya tenía. La pura verdad, me fascinan y estoy muy satisfecha y contenta con el look.
Pero que ya no me pique y arda pues… ¿o será ya la edad? Ni modo.
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