Me deja perpleja la situación que una vez más vuelve a hacer noticia en este mi país de contradicciones, apariciones y hoy por hoy, cargado de sufrimiento.
En los años 80 tuve la oportunidad de ver, diagnosticar, tratar y estudiar la complejidad de un síndrome conocido como la desnutrición. Nos hacíamos expertos en esta patología. Con los años, los casos fueron disminuyendo pero nunca desaparecieron.
Cuando interrogaba hace un par de años a mis estudiantes sobre lo que habían visto en sus años de hospital en la carrera de medicina sobre la desnutrición severa, la mayoría no tenía un criterio establecido. Curioso pensé, cuando era tan prevalente. No es algo que haya o vaya a desaparecer en un tiempo futuro cercano ni lejano. Pero por un período de tiempo, disminuyó significativamente en niños, más no así en adultos, sobre todo en los ancianos.
La desnutrición, engloba los resultados de muchas decisiones políticas, muchos eventos ambientales, muchas actitudes personales, muchas costumbres y pensamientos heredados por décadas atrás.
Es algo tan complejo a nivel político y social, como lo es a nivel corporal. No hay una o algunas soluciones. No hay un remedio que funcione solito, como tampoco lo hacen promesas ni buenas intenciones.
No soy quien para culpar, tampoco pretendo resolver y mucho menos caer en mentiras y absolutismos.
Sólo quiero exponer mis dudas, cuestionamientos, a situaciones que me dejan no sólo pensando, sino que en ocasiones me crispan los nervios y me erizan los pelos.
· ¿qué tiene de malo regalar, comida o dinero, cuando se tiene más de lo que se necesita?
· ¿por qué dejamos que un gobierno robe en nuestras caras a costa de la vida de un niño que no tiene nada para comer en este instante?
· ¿cómo seguimos pagando impuestos si las necesidades básicas de alimento, educación, salud y seguridad no existen en este país?
· ¿cómo todavía hay religiones que sabiendo lo que cuesta mantener a un solo hijo, prohíben y condenan e control de la natalidad?
· ¿cómo hay hombres y mujeres que viviendo a diario una miseria terrible, tienen el deseo y energía para seguir pariendo hijos?
· ¿cómo hay hombres y mujeres que sabiendo el nivel de contaminación, de violencia, que es cada vez peor en el mundo, siguen pariendo hijos?
· ¿cómo pueden algunas personas creer en el Vaticano Opus, etc. que derrochan opulencia aunada a una extrema corrupción y todavía tienen el descaro de exhortar a la caridad o hablar de moral y ética?
· ¿cómo le negamos 25 centavos en la calle a un niño o adulto indigente, si no hacemos nada como pueblo para que tengan lo mínimo para subsistir, ya no digamos estudiar o trabajar?
· ¿cómo se puede ayudar a una mujer que se niega a dejar un “hogar” ahogándose en la violencia física, verbal y psicológica?
· ¿cómo sentirse digno si se sabe de abusos contra la niñez y la vejez?
· ¿cómo dormir en paz sabiendo que hay niños desnutridos y abusados, así como hay ancianos maltratados y abandonados?
· ¿cómo explicarle a un hombre que es tan responsable de un embarazo no deseado como la mujer que quedó embarazada por él?
· ¿cómo hacer que un niño severamente desnutrido coma un pedazo de pan, si está tan enfermo que ni siquiera puede tragar?
· ¿cómo pueden naciones opulentas tirar millones de granos al mar sabiendo que hay millones de humanos muriendo de hambre?
· ¿cómo convencer a un delincuente de que no robe si no hay oportunidades de trabajos decentes?
· ¿cómo hay empresas que ofrecen trabajo pero explotan y niegan las prestaciones mínimas a sus empleados?
· ¿cómo es posible que el servicio médico del Seguro Social Guatemalteco sea peor en muchas ocasiones que el emaciado servicio de salud pública, cuando cobra sumas descaradas por algo que no retribuye?
· ¿cómo esperar justicia de un policía que gana el sueldo mínimo por arriesgar su vida?
· ¿cómo estimular la generosidad si el sistema no debería ser paternalista?
· ¿cómo hablar con amor, si desconfiamos hasta de nuestra sombra?
· ¿cómo pretender un futuro mejor para cada guatemalteco, si no existen líderes verdaderos en Guatemala?
· ¿cómo crear la cultura de liderazgo en un país donde la mayoría vota por ser arreada como ganado en vez de ser dirigida como seres humanos pensantes?
· ¿cómo poder escoger bien a nuestros gobernantes si ni siquiera sabemos claramente que queremos y no compartimos ideales ni intereses como país?
· ¿cómo mantener una actitud positiva si los medios de comunicación hacen de todo un circo y alteran descaradamente la poca información que publican?
· ¿cómo amar al prójimo, si puede ser uno de esos desgraciados que te matan por robarte el celular?
· ¿por qué van a ayudar a un vago o a una mujer embarazada limosnera de la calle, si ellos fueron los que metieron la pata?
· ¿por qué universidades centenarias como la USAC y relativamente nuevas como la Galileo son parte del problema de la mediocridad en vez de ser parte de la solución con la excelencia profesional?
· ¿por qué instituciones como las iglesias, los templos, las demás sectas, se meten en lo que no les incumbe todo el tiempo como contra la comunidad LGBT o la adopción; pero no hacen nada realmente por mitigar el dolor y sufrimiento ajeno y que coincide con la mayoría de la población guatemalteca, que además, es la más pobre materialmente?
· ¿por qué está tan arraigada en Guatemala esa maña de predicar pero nada de obra?
· ¿por qué la idiosincrasia chapina es sinónimo de excusas y disculpas en vez de resultados y compromisos genuinos?
· ¿cómo diablos pretendemos mejorar el país y que no hayan injusticias, si no somos íntegros desde dentro?
· ¿cómo salir de la alucinación de creer que lo que hoy tenemos y satisface jamás lo vamos a perder?
Todo esto es lo que me pregunto, me hace reflexionar. Creo sinceramente que sí hay formas, hay opciones, hay oportunidades, hay un futuro mejor, hay forma de paliar el dolor y sufrimiento, hay esperanza. Y lo enfoco en 23 puntos, donde el único participante inicial es una misma y de ahí se inicia el cambio, de actitud, de visión, de sentir, de ser. Conste que puede haber muchos más, pero para empezar, estos funcionan para mí.
Primero: reconocer y aceptar que estamos re jodidos como país y como guatemaltecos.
Segundo: reconocer y aceptar que todos sin excepción tenemos la culpa de una u otra forma de las desgracias actuales, ya sea como actores o como espectadores.
Tercero: tener la convicción de que queremos y es posible un cambio para mejor, crear mente positiva.
Cuarto: reconocer y aceptar que el cambio no será nada fácil y posiblemente ni lo veremos en esta vida, pero quedará para los que vienen atrás, así dejar de ser tan egoístas.
Quinto: empezar a buscar lo que nos une y descartar las diferencias que nos alejan, o sea a la punta lo de la etnia, sexo, creencias, pues al fin y al cabo, estamos todos en el mismo barco…y se está hundiendo.
Sexto: tratar lo ajeno como propio para cuidarlo y mejorarlo. Dicen que sólo se aprecia lo que más cuesta en el corazón y en la cartera.
Séptimo: mandar a la mierda una historia y una actitud de sumisión y conquista que hace mucho es sólo un patético pasado y los que padezcan de shock post guerra, agradezcan poder hacer algo mejor por este país y aprovechen sus experiencias para bien.
Octavo: reconocer y aceptar que el bienestar de todos nos asegura el propio, innegablemente, sin excepción.
Noveno: no confundir el paternalismo con la generosidad, donde el primero se genera por culpa o lástima y el segundo por amor.
Décimo: aprender a ser responsables de nuestras decisiones como país y no sólo como individuos. La mayoría decide el futuro de todos, que esa mayoría después no se queje y aprenda de sus errores, para no repetirlos.
Onceavo: ejercer nuestro sentido común y criterio en vez de ser arreados por instituciones religiosas o sociopolíticas. Distinguir entre una buena obra y una tomada de pelo.
Doceavo: ordenar nuestras prioridades y ser responsables ante ellas. A nivel familiar, de trabajo, de comunidad, personal, económico, de salud, espiritual e intelectual.
Treceavo: entender y aceptar que tenemos una responsabilidad y un compromiso con el planeta y nuestro medio ambiente, nuestro hogar. El consumismo y el desperdicio descontrolado pueden resultar mortales.
Décimo cuarto: entender que no podemos exigir de nadie lo que no podemos dar nosotros mismos. Nada más claro y fidedigno como hablar o actuar con el ejemplo.
Décimo quinto: el verdadero cambio empieza por y dentro de nosotros, no así de y por los otros.
Décimo sexto: la felicidad nunca se encontrará afuera, si no está antes dentro de cada uno.
Décimo séptimo: entender la necesidad de estudiar y capacitarnos para poder servir y ayudar mejor a nuestro país y al planeta.
Décimo octavoo: cambiar hábitos, no más excusas de por qué no hacer, simplemente, hacer, actuar y dejar tontamente de sólo enmudecidos esperar.
Décimo noveno: desarrollar un sentimiento de patriotismo no colonial con actos y actores, sino con sentimientos como amor, orgullo, dignidad, por Guatemala que somos nosotros y jamás por su gobierno o individuos aislados.
Vigésimo: ejercer la justicia primero siendo justos en todos nuestros actos y decisiones con todo aquel a nuestro alrededor. La violencia sólo genera más violencia.
Vigésimo primero: entender y comprender que el “tener” más no es malo o un pecado, el no compartir y no ser generoso, si lo es.
Vigésimo segundo: entender que generalmente lo regalado, no acepta quejas ni devoluciones.
Vigésimo tercero: comprender que no hay una sola solución, hay muchas y vale la pena ponerlas en práctica. De ello depende nuestro bienestar y nuestras vidas.
Finalmente, expreso mi indignación ante la desnutrición infantil que golpea sin clemencia a Guatemala, así como expreso mi indignación ante la obesidad desmedida por negligencia familiar de tanto niño comiendo comida chatarra. ¿Es que acaso no nos damos cuenta que en ambos casos se está destruyendo la salud y la vida de un niño que no sabe más que confiar en sus mayores?
En los años 80 tuve la oportunidad de ver, diagnosticar, tratar y estudiar la complejidad de un síndrome conocido como la desnutrición. Nos hacíamos expertos en esta patología. Con los años, los casos fueron disminuyendo pero nunca desaparecieron.
Cuando interrogaba hace un par de años a mis estudiantes sobre lo que habían visto en sus años de hospital en la carrera de medicina sobre la desnutrición severa, la mayoría no tenía un criterio establecido. Curioso pensé, cuando era tan prevalente. No es algo que haya o vaya a desaparecer en un tiempo futuro cercano ni lejano. Pero por un período de tiempo, disminuyó significativamente en niños, más no así en adultos, sobre todo en los ancianos.
La desnutrición, engloba los resultados de muchas decisiones políticas, muchos eventos ambientales, muchas actitudes personales, muchas costumbres y pensamientos heredados por décadas atrás.
Es algo tan complejo a nivel político y social, como lo es a nivel corporal. No hay una o algunas soluciones. No hay un remedio que funcione solito, como tampoco lo hacen promesas ni buenas intenciones.
No soy quien para culpar, tampoco pretendo resolver y mucho menos caer en mentiras y absolutismos.
Sólo quiero exponer mis dudas, cuestionamientos, a situaciones que me dejan no sólo pensando, sino que en ocasiones me crispan los nervios y me erizan los pelos.
· ¿qué tiene de malo regalar, comida o dinero, cuando se tiene más de lo que se necesita?
· ¿por qué dejamos que un gobierno robe en nuestras caras a costa de la vida de un niño que no tiene nada para comer en este instante?
· ¿cómo seguimos pagando impuestos si las necesidades básicas de alimento, educación, salud y seguridad no existen en este país?
· ¿cómo todavía hay religiones que sabiendo lo que cuesta mantener a un solo hijo, prohíben y condenan e control de la natalidad?
· ¿cómo hay hombres y mujeres que viviendo a diario una miseria terrible, tienen el deseo y energía para seguir pariendo hijos?
· ¿cómo hay hombres y mujeres que sabiendo el nivel de contaminación, de violencia, que es cada vez peor en el mundo, siguen pariendo hijos?
· ¿cómo pueden algunas personas creer en el Vaticano Opus, etc. que derrochan opulencia aunada a una extrema corrupción y todavía tienen el descaro de exhortar a la caridad o hablar de moral y ética?
· ¿cómo le negamos 25 centavos en la calle a un niño o adulto indigente, si no hacemos nada como pueblo para que tengan lo mínimo para subsistir, ya no digamos estudiar o trabajar?
· ¿cómo se puede ayudar a una mujer que se niega a dejar un “hogar” ahogándose en la violencia física, verbal y psicológica?
· ¿cómo sentirse digno si se sabe de abusos contra la niñez y la vejez?
· ¿cómo dormir en paz sabiendo que hay niños desnutridos y abusados, así como hay ancianos maltratados y abandonados?
· ¿cómo explicarle a un hombre que es tan responsable de un embarazo no deseado como la mujer que quedó embarazada por él?
· ¿cómo hacer que un niño severamente desnutrido coma un pedazo de pan, si está tan enfermo que ni siquiera puede tragar?
· ¿cómo pueden naciones opulentas tirar millones de granos al mar sabiendo que hay millones de humanos muriendo de hambre?
· ¿cómo convencer a un delincuente de que no robe si no hay oportunidades de trabajos decentes?
· ¿cómo hay empresas que ofrecen trabajo pero explotan y niegan las prestaciones mínimas a sus empleados?
· ¿cómo es posible que el servicio médico del Seguro Social Guatemalteco sea peor en muchas ocasiones que el emaciado servicio de salud pública, cuando cobra sumas descaradas por algo que no retribuye?
· ¿cómo esperar justicia de un policía que gana el sueldo mínimo por arriesgar su vida?
· ¿cómo estimular la generosidad si el sistema no debería ser paternalista?
· ¿cómo hablar con amor, si desconfiamos hasta de nuestra sombra?
· ¿cómo pretender un futuro mejor para cada guatemalteco, si no existen líderes verdaderos en Guatemala?
· ¿cómo crear la cultura de liderazgo en un país donde la mayoría vota por ser arreada como ganado en vez de ser dirigida como seres humanos pensantes?
· ¿cómo poder escoger bien a nuestros gobernantes si ni siquiera sabemos claramente que queremos y no compartimos ideales ni intereses como país?
· ¿cómo mantener una actitud positiva si los medios de comunicación hacen de todo un circo y alteran descaradamente la poca información que publican?
· ¿cómo amar al prójimo, si puede ser uno de esos desgraciados que te matan por robarte el celular?
· ¿por qué van a ayudar a un vago o a una mujer embarazada limosnera de la calle, si ellos fueron los que metieron la pata?
· ¿por qué universidades centenarias como la USAC y relativamente nuevas como la Galileo son parte del problema de la mediocridad en vez de ser parte de la solución con la excelencia profesional?
· ¿por qué instituciones como las iglesias, los templos, las demás sectas, se meten en lo que no les incumbe todo el tiempo como contra la comunidad LGBT o la adopción; pero no hacen nada realmente por mitigar el dolor y sufrimiento ajeno y que coincide con la mayoría de la población guatemalteca, que además, es la más pobre materialmente?
· ¿por qué está tan arraigada en Guatemala esa maña de predicar pero nada de obra?
· ¿por qué la idiosincrasia chapina es sinónimo de excusas y disculpas en vez de resultados y compromisos genuinos?
· ¿cómo diablos pretendemos mejorar el país y que no hayan injusticias, si no somos íntegros desde dentro?
· ¿cómo salir de la alucinación de creer que lo que hoy tenemos y satisface jamás lo vamos a perder?
Todo esto es lo que me pregunto, me hace reflexionar. Creo sinceramente que sí hay formas, hay opciones, hay oportunidades, hay un futuro mejor, hay forma de paliar el dolor y sufrimiento, hay esperanza. Y lo enfoco en 23 puntos, donde el único participante inicial es una misma y de ahí se inicia el cambio, de actitud, de visión, de sentir, de ser. Conste que puede haber muchos más, pero para empezar, estos funcionan para mí.
Primero: reconocer y aceptar que estamos re jodidos como país y como guatemaltecos.
Segundo: reconocer y aceptar que todos sin excepción tenemos la culpa de una u otra forma de las desgracias actuales, ya sea como actores o como espectadores.
Tercero: tener la convicción de que queremos y es posible un cambio para mejor, crear mente positiva.
Cuarto: reconocer y aceptar que el cambio no será nada fácil y posiblemente ni lo veremos en esta vida, pero quedará para los que vienen atrás, así dejar de ser tan egoístas.
Quinto: empezar a buscar lo que nos une y descartar las diferencias que nos alejan, o sea a la punta lo de la etnia, sexo, creencias, pues al fin y al cabo, estamos todos en el mismo barco…y se está hundiendo.
Sexto: tratar lo ajeno como propio para cuidarlo y mejorarlo. Dicen que sólo se aprecia lo que más cuesta en el corazón y en la cartera.
Séptimo: mandar a la mierda una historia y una actitud de sumisión y conquista que hace mucho es sólo un patético pasado y los que padezcan de shock post guerra, agradezcan poder hacer algo mejor por este país y aprovechen sus experiencias para bien.
Octavo: reconocer y aceptar que el bienestar de todos nos asegura el propio, innegablemente, sin excepción.
Noveno: no confundir el paternalismo con la generosidad, donde el primero se genera por culpa o lástima y el segundo por amor.
Décimo: aprender a ser responsables de nuestras decisiones como país y no sólo como individuos. La mayoría decide el futuro de todos, que esa mayoría después no se queje y aprenda de sus errores, para no repetirlos.
Onceavo: ejercer nuestro sentido común y criterio en vez de ser arreados por instituciones religiosas o sociopolíticas. Distinguir entre una buena obra y una tomada de pelo.
Doceavo: ordenar nuestras prioridades y ser responsables ante ellas. A nivel familiar, de trabajo, de comunidad, personal, económico, de salud, espiritual e intelectual.
Treceavo: entender y aceptar que tenemos una responsabilidad y un compromiso con el planeta y nuestro medio ambiente, nuestro hogar. El consumismo y el desperdicio descontrolado pueden resultar mortales.
Décimo cuarto: entender que no podemos exigir de nadie lo que no podemos dar nosotros mismos. Nada más claro y fidedigno como hablar o actuar con el ejemplo.
Décimo quinto: el verdadero cambio empieza por y dentro de nosotros, no así de y por los otros.
Décimo sexto: la felicidad nunca se encontrará afuera, si no está antes dentro de cada uno.
Décimo séptimo: entender la necesidad de estudiar y capacitarnos para poder servir y ayudar mejor a nuestro país y al planeta.
Décimo octavoo: cambiar hábitos, no más excusas de por qué no hacer, simplemente, hacer, actuar y dejar tontamente de sólo enmudecidos esperar.
Décimo noveno: desarrollar un sentimiento de patriotismo no colonial con actos y actores, sino con sentimientos como amor, orgullo, dignidad, por Guatemala que somos nosotros y jamás por su gobierno o individuos aislados.
Vigésimo: ejercer la justicia primero siendo justos en todos nuestros actos y decisiones con todo aquel a nuestro alrededor. La violencia sólo genera más violencia.
Vigésimo primero: entender y comprender que el “tener” más no es malo o un pecado, el no compartir y no ser generoso, si lo es.
Vigésimo segundo: entender que generalmente lo regalado, no acepta quejas ni devoluciones.
Vigésimo tercero: comprender que no hay una sola solución, hay muchas y vale la pena ponerlas en práctica. De ello depende nuestro bienestar y nuestras vidas.
Finalmente, expreso mi indignación ante la desnutrición infantil que golpea sin clemencia a Guatemala, así como expreso mi indignación ante la obesidad desmedida por negligencia familiar de tanto niño comiendo comida chatarra. ¿Es que acaso no nos damos cuenta que en ambos casos se está destruyendo la salud y la vida de un niño que no sabe más que confiar en sus mayores?
El problema no siempre es, entonces, el no tener, pues el mucho tener daña y lastima tanto como el no tener.
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