Hay muchas razones por las cuales sentir que no hay justicia o no se ejerce en este mundo.
El lado feo del humano se deja ver en casi cada lugar y es tan diverso como el niño que hace malabares bajo un semáforo en rojo con tal de ganar unos centavos, como la anciana que es maltratada y robada por drogadictos, como las persona que mueren lentamente y sin esperanza de hambre en África, como las millones de toneladas de comida que se desperdician en una ciudad gringa, como la venta de armas para matar gente, como el regreso impune de corruptos y asesinos al país, como el cobro de impuestos para que el gobierno de cualquier país robe más, como la condena moral de religiones intransigentes a otros seres humanos, como una eternidad de oscuridad, pestilencia, descomposición, sangre, llanto, gritos y silencio.
A pesar de todo, hay un análisis budista que llama a la reflexión, donde se postula que si el ser humano fuera violento y malvado por naturaleza, ya la civilización habría desparecido hace muchísimo tiempo. Por lo tanto, si aún estamos aquí, a pesar de tanta injusticia, es porque e insisto, a pesar de todo, la bondad predomina en el ser humano y ha permitido que no se auto aniquile. No sé si será así por mucho tiempo, pero por ahora, estamos.
Se postula también que puede haber millones de personas crueles y malvadas, pero si tan sólo hay una, una sola persona que sea amorosa, compasiva, honesta, responsable… entonces hay futuro, entonces hay camino, entonces aún y a pesar de todo hay esperanza.
Sólo se necesita de una persona a la vez para lograr un cambio hacia la paz mundial, sólo se necesita de una persona la vez que cuide el medio ambiente para lograr preservar nuestro planeta por un poquito más de tiempo. NO se necesita que los demás lo sepan, que los demás nos den su aprobación o crítica, que nos alaben o condenen, es una cuestión interior, donde a nadie le podemos mentir, donde a nadie más que a nosotros mismos podemos engañar.
Quiero expresar mi total aceptación de que la violencia no resuelve nada.
Que la violencia no puede ser combatida con violencia.
Que la violencia no conlleva a corto y largo tiempo más que a más destrucción y sufrimiento.
No creo en la guerra, en ninguna guerra.
No creo en las causas dis que humanitarias que promueven la violencia de cualquier tipo o modo. No creo que la felicidad se cimiente en la riqueza material.
No creo que el conocimiento sea poder si ese conocimiento se le niega los demás impidiéndoles mejorar a costa del egoísmo propio.
No creo en las religiones.
No creo en los partidos políticos.
No creo en aquellos que predican y juzgan, pero viven lo opuesto.
No creo que aquellos que dicen defender los derechos humanos y no son capaces de dar amor a los ancianos de la familia abandonándolos en asilos.
No creo en la integridad de alguien que no es capaz de levantarse de su asiento para dárselo a una mujer embarazada.
No creo en aquel que clama por justicia e igualdad y no paga sus impuestos.
No creo en lesbianas feministas que ni han salido del closet o cuyas parejas niegan su relación.
No creo en el comunismo y tampoco en el consumismo para mejorar la posición social de las personas.
No creo que porque las leyes no se cumplan, justifique el romperlas.
No creo en los que resuelven problemas ajenos pero son incapaces de aceptar los propios, menos el resolverlos.
No creo que para evolucionar se justifique aniquilar culturas, costumbres, sentires y pensares.
No creo que los extremos sean solución a nada.
No creo que las diferencias sirvan para separar, sino que para enriquecer.
No creo que el odio hacia otra persona tenga justificación.
A pesar de todo, hay un análisis budista que llama a la reflexión, donde se postula que si el ser humano fuera violento y malvado por naturaleza, ya la civilización habría desparecido hace muchísimo tiempo. Por lo tanto, si aún estamos aquí, a pesar de tanta injusticia, es porque e insisto, a pesar de todo, la bondad predomina en el ser humano y ha permitido que no se auto aniquile. No sé si será así por mucho tiempo, pero por ahora, estamos.
Se postula también que puede haber millones de personas crueles y malvadas, pero si tan sólo hay una, una sola persona que sea amorosa, compasiva, honesta, responsable… entonces hay futuro, entonces hay camino, entonces aún y a pesar de todo hay esperanza.
Sólo se necesita de una persona a la vez para lograr un cambio hacia la paz mundial, sólo se necesita de una persona la vez que cuide el medio ambiente para lograr preservar nuestro planeta por un poquito más de tiempo. NO se necesita que los demás lo sepan, que los demás nos den su aprobación o crítica, que nos alaben o condenen, es una cuestión interior, donde a nadie le podemos mentir, donde a nadie más que a nosotros mismos podemos engañar.
Quiero expresar mi total aceptación de que la violencia no resuelve nada.
Que la violencia no puede ser combatida con violencia.
Que la violencia no conlleva a corto y largo tiempo más que a más destrucción y sufrimiento.
No creo en la guerra, en ninguna guerra.
No creo en las causas dis que humanitarias que promueven la violencia de cualquier tipo o modo. No creo que la felicidad se cimiente en la riqueza material.
No creo que el conocimiento sea poder si ese conocimiento se le niega los demás impidiéndoles mejorar a costa del egoísmo propio.
No creo en las religiones.
No creo en los partidos políticos.
No creo en aquellos que predican y juzgan, pero viven lo opuesto.
No creo que aquellos que dicen defender los derechos humanos y no son capaces de dar amor a los ancianos de la familia abandonándolos en asilos.
No creo en la integridad de alguien que no es capaz de levantarse de su asiento para dárselo a una mujer embarazada.
No creo en aquel que clama por justicia e igualdad y no paga sus impuestos.
No creo en lesbianas feministas que ni han salido del closet o cuyas parejas niegan su relación.
No creo en el comunismo y tampoco en el consumismo para mejorar la posición social de las personas.
No creo que porque las leyes no se cumplan, justifique el romperlas.
No creo en los que resuelven problemas ajenos pero son incapaces de aceptar los propios, menos el resolverlos.
No creo que para evolucionar se justifique aniquilar culturas, costumbres, sentires y pensares.
No creo que los extremos sean solución a nada.
No creo que las diferencias sirvan para separar, sino que para enriquecer.
No creo que el odio hacia otra persona tenga justificación.
Todo esto viene a colación por una de tanta injusticias que actualmente se está dando en el mundo. La invasión salvaje, ignorante y despiadada del gobierno chino en Tíbet.
Sé que hay soldados luchando en muchos lugares, algunos contra rebeldes como en Sierra Leona por el contrabando de diamantes y políticas dictatoriales, en Afganistán por la avaricia gringa de poseer más petróleo y controlarlo a toda costa, en Colombia por la guerrilla y los narcos.
En Tíbet, la guerra es de sólo un asesino por un lado que es el gobierno chino, y los tibetanos laicos, monjas y monjes por el otro, cuya actitud es mantener una postura de no violencia contra la violencia.
No digo chinos porque hay millones de ellos que son víctimas de su nefasto gobierno y sufren también.
Como en la mayoría de casos, el gobierno es un perro rabioso que desconoce al amo y que olvida o ignora que es el pueblo, sus habitantes los que producen y trabajan. Ese perro gubernamental enloquecido les ataca y hasta los puede matar. Se matan entre otros de su calaña y termina con todo a su paso omo EEUU y Venezuela, entre otros. Una descripción algo nefasta, pero bastante ejemplificadora.
Confucio describió al gobernante ideal, llamado también hombre Hu. No sólo se caracteriza por sus cualidades interiores y exteriores como persona, sino porque sabe, entiende y acata su trabajo y obligación de servir, honrar y salvaguardar a la razón de su existencia, la ciudadanía, el pueblo, cada uno de los integrantes de un país.
Fue para mí causa de regocijo, emoción, admiración y transformación el haber tenido la bendición de haber podido escuchar y ver a Su Santidad El 14avo Dalai Lama cuando vino a Guatemala. Es un hombre que por ser tan humano me da tanta inspiración y entendimiento en esta sociedad que por mi karma forma parte de esta mi vida actual. Espero continúe abogando por la no violencia y algún día pueda regresar a su tierra, en paz.
Me considero afortunada, porque aunque algo retrasados en tecnología, educación, salud, con gobiernos corruptos que se suceden uno tras otro sin parar, con una historia algo borrascosa de guerras sin sentido y llenas de egoismo y avaricia desde la colonización hasta hace no más de 12 años, con hombres orinando en los postes de las esquinas o escupiendo en las aceras de las calles, economía inestable por tanto robo gubernamental y presencia prepotente indiscutible de las maras, políticos y narcos para colmar el vaso, soy feliz en este mi pedacito de tierra.
Soy feliz y le estoy agradecida a la vida porque:
Nací y vivo en Guatemala.
Vivo en paz como lesbiana.
Vivo en paz aprendiendo y creyendo en el budismo.
Vivo en paz trabajando en mi profesión y vocación.
Vivo en paz por tener lo necesario, no careciendo de lo mínimo.
Creo que en conclusión vivo y dejo vivir. En paz.
Pido a la vida y al universo porque los Tibetanos tanto dentro como fuera de Tíbet, logren mantener su fortaleza, su paz interior y su amor para con los causantes de tanta injusticia hacia ellos, pues con su ejemplo, el mundo, la humanidad, y yo…tendremos una esperanza y una razón de decir definitivamente: “NO a la VIOLENCIA”. “QUE TIBET Y LOS TIBETANO SEAN LIBRES FISICAMENTE, PORQUE ESPIRITUALMENTE, YA LO SON”.
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