¡Uf! Mujeres, mal con ellas y mal sin ellas. Así dicen por ahí y…tiene su poco de verdad.
Si con una población mundial femenina entre el 55 al 60%, nos cuesta tanto halar parejo, ¿con un 100%?
Por ratos pienso que no existe una línea definitiva entre víctima y victimaria, que si la mujer ama, también odia; si complace, también daña; y así como lucha por la paz, lo hace por la guerra.
Hay mujeres, todas causa de mis más alocados pensamientos y de mis más arraigados y salvajes deseos.
De ellas nací, con ellas crecí, con ellas aprendí, lloré, reí, amé y odié…esta vida con sus vueltas y extravíos.
Mi relación con las mujeres, hétero o homo o bi o trans, ha sido la más difícil y a su vez placentera.
Nunca les he temido a los hombres, pues de mí como mujer y como lesbiana, poco saben y poco conocen. También han estado en mi vida desde que nací y entre ellos los hay que ocupan un lugar especial e innegable en mi alma y corazón, como todo el resto y el montón que ni me ponen ni me quitan.
Pero si he temido a mujeres, no sólo ha sido respeto y admiración, en ocasiones ha sido recelo y cuidado. Así como pueden ser dulces pueden ser agrias, así como confidentes, traidoras sin misericordia. Y es que las conozco, las siento, las vivo, las respiro, soy mujer y lesbiana, sé, veo, siento y observo, no es necesario imaginar o inventar sobre las mujeres, porque todo ha sido vivido y digerido.
Ahora pasando a la posibilidad de un mundo lleno de sólo mujeres…me pregunto seriamente qué cambiaría…y lo único que se me ocurre es el embarazo no deseado.
Si con una población mundial femenina entre el 55 al 60%, nos cuesta tanto halar parejo, ¿con un 100%?
Por ratos pienso que no existe una línea definitiva entre víctima y victimaria, que si la mujer ama, también odia; si complace, también daña; y así como lucha por la paz, lo hace por la guerra.
Hay mujeres, todas causa de mis más alocados pensamientos y de mis más arraigados y salvajes deseos.
De ellas nací, con ellas crecí, con ellas aprendí, lloré, reí, amé y odié…esta vida con sus vueltas y extravíos.
Mi relación con las mujeres, hétero o homo o bi o trans, ha sido la más difícil y a su vez placentera.
Nunca les he temido a los hombres, pues de mí como mujer y como lesbiana, poco saben y poco conocen. También han estado en mi vida desde que nací y entre ellos los hay que ocupan un lugar especial e innegable en mi alma y corazón, como todo el resto y el montón que ni me ponen ni me quitan.
Pero si he temido a mujeres, no sólo ha sido respeto y admiración, en ocasiones ha sido recelo y cuidado. Así como pueden ser dulces pueden ser agrias, así como confidentes, traidoras sin misericordia. Y es que las conozco, las siento, las vivo, las respiro, soy mujer y lesbiana, sé, veo, siento y observo, no es necesario imaginar o inventar sobre las mujeres, porque todo ha sido vivido y digerido.
Ahora pasando a la posibilidad de un mundo lleno de sólo mujeres…me pregunto seriamente qué cambiaría…y lo único que se me ocurre es el embarazo no deseado.
Seguirían lo abusos, la discriminación de todo tipo y en cuanto el sexo, imagino el bando de las cuadradas contra las lesbianas, las feministas contra las no feministas, las creyentes y las ateas, las blancas, las morenas, las asiáticas, las gordas y las flacas, las bochincheras y las pacifistas, las gringas y las latinas…es simplemente la misma obra con diferente telón y es de nunca acabar.
Habría pobreza, habría intereses económicos y de poder, habría desempleo. Habrían secuestros, violaciones aún las sexuales, asesinatos, tortura, persecución y muerte.
Porque así es el ser humano, sus virtudes y sus cualidades, así como sus defectos y maldades, no se limitan a la orientación sexual, so se limitan a nada y por ello, lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, lo bello y lo horrible, la felicidad y la tristeza, el placer y el dolor, serán y existirán, mientras la humanidad siga sobre este y cualquier mundo, para bien o para mal.
Amo sin precedentes a las mujeres, amor fraternal, amistad, de pareja, de trabajo, en fin, pero no soy una idiota que alucina y cree que estamos exentas de lo que nos rodea, sólo porque existen hombres y a ellos achacarles todos y cada uno de nuestros males.
Y vuelvo a la premisa dudosa, donde se pierde el límite de victima y victimaria…tan sólo en base a intereses, como siempre, personales, grupales, comunales, todos egoístas e ignorantes.
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