No soy creyente, pero si soy turista y admiradora de las peculiaridades de mi Tierra Chapina, que sus costumbres tengan o no sentido para mí, es irrelevante y del arte que transpira por doquier en eventos y celebraciones como estas, puedo disfrutar de experiencias como ésta.
Regando la alfombra, para que aguante hasta que llegue la procesión.
Una alfombra con tema de procesión, me intriga cómo hacen los cargadores para caminar sobre estas figuritas?
Hay familias que acampan y aguantan frío con tal de iniciar su alfombra tempranito, y los elementos que usan son muchos, lo que más me gusta es el aroma del corozo, es algo nostálgico pues viene en olas de memoria desde la niñez.
En gustos y diseños se rompen géneros y para hacer alfombras no es una excepción, de lo más simple a lo más extravagante.
Los pétalos de flores dan un detalle muy colorido y terso.
Las frutas fueron adornos bastante apetecibles, ¡qué grandes mangos!
Y ya pasada la procesión de ocasión, pues a poner todo limpio y ordenado, modalidad beneficiosa y civilizada, aún recuerdo cuando pasaban las semanas y aún habían restos de alfombras por doquier. Hace no tanto.
Y de veras que juntan bastante aserrín, pino, frutas, verduras, figuritas y en mi imaginación queda lo demás.
Sólo en esta caminada y tomada de fotos, me he dado una quemada que aún me arden los hombros y brazos al vestirme, pero valió la pena, recomendable.
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