Aunque son muchas las chicas lesbianas que viven su homosexualidad de una manera libre y sin problemas, también son todavía numerosas aquellas que encuentran muy difícil serlo en un mundo y una sociedad tan limitada en conocimiento, tolerancia, aceptación y compasión. Pero atiborrada de prejuicios, agresividad, ignorancia, dogmas y miedos.
Muchas lesbianas tienen problemas de autoaceptación: piensan que ser homosexual es una especie de maldición, se sienten culpables o avergonzadas e incluso pueden llegar a mantener relaciones con personas del otro sexo tratando de negar ante sí mismas y ante los demás sus verdaderos sentimientos.
Este autorechazo o negación (o ambas cosas) traerá consigo una serie de problemas de tipo psicológico, principalmente depresión y una gran insatisfacción con su vida, junto a una sensación de falsedad, de no estar siendo ellas mismas o de estar engañando a sus amistades y familiares, lo cual a su vez agrava los problemas.
De hecho, una persona homosexual que no se acepta a sí misma puede sentirse culpable por ser lesbiana o gay y culpable también por ocultarlo. esto forma un círculo vicioso y muy enfermizo.
En otros casos, los problemas están más relacionados con los demás: miedo a la reacción de los otros, miedo a ser rechazados por sus amistades o familiares, a ser consideradas raras o diferentes, a la posibilidad de escuchar comentarios desagradables... o hasta de posible agresión física.
Y, por último, otro grupo de lesbianas puede tener problemas tanto de autoaceptación como de miedo al rechazo.
En cualquier caso, el resultado va a ser, con frecuencia, la ocultación de su verdadera identidad. Eso puede hacer que les resulte más difícil encontrar a otras personas como ellas con quienes puedan sentirse identificadoa y, por tanto, menos aisladas, y compartir sus inquietudes y sentimientos con libertad, o bien, encontrar a alguien de quien enamorarse y con quien mantener una relación de pareja estable.
Depresión, sensación de soledad o abuso de drogas o alcohol como una manera de evitar una realidad que niegan, son los problemas más frecuentes que pueden tener estas personas, entre otros.
En otros casos, los problemas están más relacionados con los demás: miedo a la reacción de los otros, miedo a ser rechazados por sus amistades o familiares, a ser consideradas raras o diferentes, a la posibilidad de escuchar comentarios desagradables... o hasta de posible agresión física.
Y, por último, otro grupo de lesbianas puede tener problemas tanto de autoaceptación como de miedo al rechazo.
En cualquier caso, el resultado va a ser, con frecuencia, la ocultación de su verdadera identidad. Eso puede hacer que les resulte más difícil encontrar a otras personas como ellas con quienes puedan sentirse identificadoa y, por tanto, menos aisladas, y compartir sus inquietudes y sentimientos con libertad, o bien, encontrar a alguien de quien enamorarse y con quien mantener una relación de pareja estable.
Depresión, sensación de soledad o abuso de drogas o alcohol como una manera de evitar una realidad que niegan, son los problemas más frecuentes que pueden tener estas personas, entre otros.
Y es terrible si a esto aunamos los problemas de finanzas, salud y seguridad ciudadana.
Muchas personas todavía creen que las lesbianas, los homosexuales y los y las bisexuales son “personas con un trastorno mental”; no debemos olvidar que hasta 1973 la homosexualidad era considerada un trastorno mental por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (American Psychiatric Association) y hasta 1990, por la Organización Mundial de la Salud. Todas nosotras crecimos y vivimos en un mundo homofóbico y heterosexista. Algunas de nosotras todavía tenemos que lidiar con nuestra homofobia o bifobia internalizada. En algunos casos, no contamos con el apoyo de nuestras familias y hemos incluso roto con la cultura y el estilo de vida de nuestras casas de origen. Además de esto, nuestra vida social y nuestras oportunidades de conocer a otras lesbianas están vinculadas a los clubes y la vida nocturna donde el alcohol, el tabaco y las drogas están presentes. Todos esos factores tienen un efecto negativo que puede mermar el bienestar y la salud, por lo que constituyen una fuente adicional de estrés que a su vez puede contribuir a provocar depresión y problemas emocionales.
“Pienso que el camino de las lesbianas hacia una buena salud es un tanto escurridizo, pues es fácil resbalarse y caer fuera del camino”. M. Mahamati, Acon, Australia.
¿Cómo pueden ayudarse a superar estos problemas?
El objetivo, ya sea a través de terapia o de auto evaluación es conseguir la aceptación de su homosexualidad o lesbianismo, eliminando sentimientos de culpa, vergüenza, depresión, etc. Entre las tareas que se pueden realizar se encuentran las siguientes:
1. Detectar aquellas ideas falsas y negativas relacionadas con la homosexualidad que puedan tener y cambiarlas por otras más realistas y saludables. Las personas que no aceptan su orientación sexual pueden tener muchas creencias (la mayoría basadas en falsos estereotipos) acerca de gays y lesbianas, como "ser homosexual es algo vergonzoso, malo, pervertido...", "las lesbianas tienen un aspecto con el que yo no encajo y no podré sentirme identificada con ellas", etc. Todas estas ideas acerca de los homosexuales son más abundantes y más falsas cuanto más aislada esté una persona del colectivo de lesbianas y gays y mayor sea su desconocimiento de la realidad y gran diversidad de estas personas. Por tanto, un paso importante es querer ver la realidad tal cual es y proponerse modificar esas creencias erróneas que tanto daño pueden hacer, a través de la investigación, la información, la búsqueda de modelos que ejemplifiquen opciones de vida siendo lesbianas, gente que hace el bien, que le va bien y que no por ello niega su indentidad. Hay que buscar esos ejemplos de que sí es posible ser y vivir y amar y aportar y crecer...como lesbianas.
2. Detectar aquellas ideas falsas y negativas relacionadas con las reacciones de los demás, como "si les digo a los demás que soy gay pensarán que soy de un modo determinado y no me verán tal y como soy de verdad". También es posible que una persona pueda estar ocultando su homosexualidad por miedo a la reacción de sus amistades, para descubrir más adelante que dichas amistades la aceptan sin demasiados problemas. Muchas de las expectativas sobre la reacción de los demás pueden ser falsas. Por supuesto, otras serán ciertas. Pero con mucha frecuencia, la última que sabe que es lesbiana es la propia lesbiana, los que la rodean se han dado cuenta hace mucho tiempo atrás.
3. La Psicoterapia o grupo de apoyo puede proporcionar herramientas psicológicas para afrontar los posibles problemas que puedan surgir en diferentes áreas de la vida (familiar, laboral, amistades, pareja, etc) y ayudar a trazar el plan de acción más adecuado a las circunstancias.
Por ejemplo, si alguien piensa “si mis padres me rechazaran sería terrible” y tendrán que trabajar en ese creencia y ayudarse a cambiar este punto de vista tan catastrófico por otro más adaptativo y saludable, como “si mis padres me rechazan lo sentiré mucho, pero no es una catástrofe y no voy a hundirme si eso sucede” o bien “intentaré hacer lo posible para que me acepten pero si a pesar de todo no lo hacen, será su decisión y yo seguiré con mi vida siendo yo misma y aceptándome”.
Es decir, muchas de las cosas que consideramos terribles e insoportables, no lo son en realidad y podemos soportarlas, superarlas y ser felices a pesar de ellas. Por supuesto, si se trata de una adolescente que vive en casa de sus padres y que tiene muchas posibilidades de se expulsada de casa si se enteran de su lesbianismo, entonces, tal vez la mejor terapia sea prepararla para que si esto sucede sepa encararlo sin verlo como una situación insuperable o sin salida, pero al mismo tiempo, sería recomendable que no dijera nada hasta poder valerse por sí misma. Entonces aprovechar al máximo las oportunidades de estudio, empleo y manutención por un objetivo ulterior más alto, más valioso, más importante y definitivo como lo es ser auténtica y libre...como lesbiana.
4. Saber afrontar adecuadamente el rechazo o la discriminación cuando, de hecho , se produzca, aprendiendo a no dejar que eso le perturbe demasiado, le deprima o afecte a áreas importantes de su vida. Por ejemplo, saber afrontar de la forma más adecuada para ella el rechazo por parte de compañeros de trabajo, si se diera el caso.
Pero tener la certeza del valor personal, del potencial y de las capacidades para sobresalir y en vez de ser causa de prejuicio, ser la fuente de un gran ejemplo.
5. Las "minorías" son los ejemplos más valiosos y enriquecedores de la importancia de forjar una vida significativa dentro de un grupo mayor un tanto diferente. En este caso una sociedad heterosexista y machista, donde mujeres y hombres tienen su granito de responsabilidad y malobra cuando discriminan.
Sólo recordemos cómo pudo ser posible, de lo extremadamente absurdo e inhumano que suena, el trato que recibieron y algunos aún lo reciben, como son las personas de raza negra, oriental, indígena alrededor del mundo. Y dentro de éstas, el sexo femenino es discriminado aún más. Las creencias religiosas han causado el exterminio de millones de seres humanos...y aún éstos de los sobrevivientes, discriminan a otras...y en fín, que la humanidad siempre encuentra una forma de justificar el ataque a lo diferente, a lo poco frecuente y no todos son creyentes, los hay ateos también.
Pero para concluir, somos nosotras y cada una de las lesbianas en Guatemala y cada rincón del mundo, quienes somos las responsables de la vida que llevemos y de los cambios o apatía que presentemos.
Es un poco infantil pasarnos la vida entera culpando a cualquiera desde el pollo, el gato, nuestra mamá o papá, la tía el abuelo, la vecina, el gerente, la policía, el juez, el chofer, la vendedora... por nuestra situación, por nuestras decisiones, por nuestras elecciones y por nuestro lesbianismo. Tiremos la basura que tanto nos pesa y tanto limita no sólo nuestra mente sino que nuestro cuerpo...y démonos una, tan sólo una oportunidad de ser lo que realmente queremos ser a través de nuestro esfuerzo y poder interior.
Es un poco infantil pasarnos la vida entera culpando a cualquiera desde el pollo, el gato, nuestra mamá o papá, la tía el abuelo, la vecina, el gerente, la policía, el juez, el chofer, la vendedora... por nuestra situación, por nuestras decisiones, por nuestras elecciones y por nuestro lesbianismo. Tiremos la basura que tanto nos pesa y tanto limita no sólo nuestra mente sino que nuestro cuerpo...y démonos una, tan sólo una oportunidad de ser lo que realmente queremos ser a través de nuestro esfuerzo y poder interior.
Cada paso hacia la educación de los demás con nuestro ejemplo, será un cimiento más para la construcción de una humanidad más humana, más amorosa y más preparada para recibir a millones de millones de lesbianas jóvenes y por nacer que como nosotras nos merecemos todo y de ese todo, lo mejor.
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