miércoles, 21 de abril de 2010

LA CHICA PROTOTIPO


Es bonita, pero no es “mi tipo”.

Es dulce, pero no es "mi tipo".

Es inteligente, pero no es "mi tipo".

Es simpática, pero no es "mi tipo".

Porque...


Lo he escuchado y lo he dicho. Pero al final es tan ambiguo que no dice nada.

Nadie me puede explicar con exactitud cual es “su tipo”. Hasta que una vez, esperando el metro en la ciudad de Atlanta, entablé una conversación muy singular con una chica. Primero, se veía decente, como de mi edad en ese entonces y mi gaydar gritaba, ¡es una lesbiana! Así fue en efecto, y esta su historia.


Según me comentó, ella tenía una “tipo” de mujer para cada ocasión. Wow, cómo así, le pregunté, ¿acaso dirigía un harem o una casa de citas? Pues no exactamente, no para nada. Se refería a un tipo de chica para pareja, un tipo de chica para un acostón, un tipo de chica para salir y parrandear y así para cada actividad o grupo de actividades.


De tal forma que sus “tipos” podían ser tan diferentes entre sí, que casi y no había un patrón o tipo de características entre las mujeres con quienes compartía. Hasta tenía en cierta forma, según me comentó, un tipo de amistades cuadradas, otro tipo de tranquilas, de alocadas, de maduras y de excéntricas. Bueno me dije, ha de ser la chica de los tipos, porque no había escuchado algo así en ninguna parte.


Yo pienso en características físicas principalmente cuando se refiere a mi tipo. Que por cierto, luego de unos 25 años, he llegado a la conclusión de que no tengo un tipo de chica, de libro, de clima y de nada de nada. Pero eso es otro capítulo de esta cuestión.


Ema, así se llamaba esta chica del metro, es su nombre real y no creo le moleste que lo use, pues me ilustró en cuanto a su percepción e interpretación de lo que significa tener “un tipo”, de gusto por alguien.


Me explicó que hay ciertas características que en efecto se tienden a buscar en la otra persona. Pueden ser físicas o de carácter, o de personalidad, o de intelecto, cultura, hábitos, etc. Hay personas que sí son obsesivas en cuerpos, por ejemplo, como el color o largo o consistencia del cabello, el tamaño del busto, forma de las manos y pies, altura, peso, tono de voz, dientes, sonrisa, color de piel.


Otras lo son con el sentido del humor, la sensibilidad y empatía para otros, la tendencia a hablar mucho o ser calladas, a vestir austera o extrovertidamente, tener amistades o ser exclusivas, etc. Algunas son exigentes con el nivel académico, los idiomas hablados, los méritos escolares obtenidos, el gusto en el vestir, comer, beber, hobbies costosos o simples, nivel económico, social y hasta la religión y origen de nacimiento, y cada vez los tipos se vuelven una infinidad de subtipos. Por eso ella en lo particular, me enfatizó que no tenía “un tipo”.

Pero no me iba yo a quedar con la duda, de si me decía la verdad o sólo se estaba haciendo la loca con dar una opinión. Le puse la situación en que si todo fuera ideal, cómo sería la mujer de su elección, y que además cumpliera con las características necesarias que en teoría le asegurarían una compatibilidad y agrado de alto grado.


Se quedó pensando como un minuto, lo cual fue mucho ya que cómo le gustaba platicar y opinar. Al fin se volteó, entre una sonrisita y como sintiéndose en jaque, me confesó: “entonces, así como lo pones, mi tipo sería alguien que fuera como soy yo, física, intelectual y emocionalmente”.


Puchis, ahí si me destanteó y le cuestioné. Cómo era posible eso, si de narcisismo se trata, tenía asegurado un 100. Pero, como sabía que me gustan los detalles, me aclaró su elección.

Me dijo que con ella era con la única persona que había tenido sexo ininterrumpido desde que empezó a masturbarse. Que por ende había concluido después de sus 35 años, que no se aburriría, siempre quedaría satisfecha y no había nadie que la conociera más y mejor que ella misma en ese aspecto.

Había pasado tiempo sola y no temía a la soledad, se entretenía con sólo su propia compañía y se la pasaba bien. Tenía la extraña costumbre de hablarse en alto y verse mucho al espejo. Le gustaba su cuerpo y buscaba mejorarlo con dieta y ejercicio. Era exigente al vestirse y con los perfumes o colonias que aplicaba.

Su aspecto era una muy importante faceta de su vida social. También se consideraba un tipo de líder pues generalmente exponía sus ideas y deseos en grupos y se esforzaba porque fueran aceptados y cumplidos. No le afectaba mucho equivocarse y volver a empezar, una relación, una actividad, una película, una canción, lo que fuera.

Dominaba varios temas al momento de entablar una conversación y le fascinaba hacer chiste de todo. Eso me dijo…


Y de eso fui fiel testigo, era una chica singular con un aire de prepotencia disfrazado con candor. Me entretuvo y mantuvo en un hilo durante toda la conversación. Me hizo reír, meditar, cavilar, volver a reír y hasta sonrojar.

Cuando sentimos estábamos en el centro de Atlanta y nos debíamos separar. Mantuvimos contacto por unos años y luego ya no supe más de ella, pero podría asegurar que ha de estar bien o al menos, como ella al final de cuentas haya decidido estar.

sábado, 17 de abril de 2010

SEXO, MENTE Y CUERPO



Está comprobado que el cerebro es el órgano sexual más poderoso. El más grande sería la piel y el más explosivo posiblemente los pezones y la vulva. Puedo hacer el amor toda la tarde y pasar húmeda y ganosa toda la noche con sueños eróticos sin precedente. Hay día, en que simplemente no puedo parar. Deseo sexo, pienso en sexo y tengo sexo. No es de todos los días, aunque si contara la masturbación, la cuenta aumenta. Pero la que manda es mi mente y mi imaginación, aunque mi cuerpo duerma o trabaje o analice cuestiones aparte. Es una especie de instinto que florece por épocas al mes y me convierte en una mujer caliente y excitada por donde vaya. En esos días me la paso chequeando traseros, pechos, caras, labios, manos y no sólo de mujeres, hay hombres en demasía bien dotados que podrían participar en mis más alocadas fantasías. Y es que cuando el deseo y la calentura se apoderan del raciocinio y lógica, el resultado final es el que se busca, una penetración placentera, un encuentro desesperado por sentir, explorar y expresar. El mundo enloquecido actual se ha vuelto más seguro para la práctica sexual. No confío en nada ni nadie, todo puede acarrear enfermedades y consecuencias fatales. De ahí que la monogamia sea la opción más acertada. Claro que para ello la pareja debe compartir los mismos principios de exclusividad sexual y honestidad. Mi cuerpo me dicta órdenes que se ajustan a mi perfil sexual lésbico. Pero mi mente, a ella le temo más que nada pues no respeta géneros, formas, tamaños, lugares, momentos y tampoco acompañantes. Todos creo, tenemos ese lado oscuro dentro, muy bien guardado y encadenado. Sabemos que es peligroso y nos controlaría en un momento de flaqueza sin miramientos o compasión. Hoy mi cuerpo arde en deseo, mi piel grita por manos y besos, mi respiración se acelera cuando empiezan a aparecer las ideas y me mojo, me palpita la entrepierna. El escribir es una catarsis terapéutica, nos tranquiliza, nos ubica, sin negar lo obvio, sin caer en lo destructivo, sin arruinarme la vida. Soy un animal como cualquiera, cuando en tiempo de brama busca aparearse sin tregua. Pero también soy una intelectual sin esperanza, que superpone el análisis y sopesa las consecuencias. Eso es vivir en una época moderna, donde callamos los más profundos deseos por no ser políticamente incorrectos y más aún, por preservarnos sanas y vivas al final de cada día. Y las mujeres, somos tan fogosas como los hombres, la diferencia es que los segundos no se tientan el alma en mostrarlos y las primeras, como en todo lo demás, somos unas ardientes pero discretas damas. Complicado y apasionante esta vorágine de deseos y sentimientos. No es sólo de gays, lesbianas, bi o héteros, es simplemente la naturaleza humana. Las bajas pasiones, esperan, pacientes a que la oportunidad se presente y hay de aquel que caiga, deliciosamente en tan inimaginable desgracia.

miércoles, 14 de abril de 2010

Si...entonces... a saber.


Si estuviera ocupada, no estaría baboseando por el ciber espacio. Tampoco perdería el tiempo en los chismes de última hora ni en si Ricky Martin al fin se destapó como gay.

Si realmente estuviera ocupada, no perdería ni un minuto en leer los periódicos amarillistas o ver los telenoticieros manipulados.

Si tuviera penas o problemas graves, no pensaría siquiera en verme las patas de gallo en el espejo del baño del trabajo, o subirme a la balanza sintiendo congoja por la culpabilidad de la comilona del fin de semana.

Si tuviera noción de cuándo será mi último día, no pensaría en lo que quisiera, lo que me falta, lo que no tengo, lo que no quiero.

Si fuese madura en mis decisiones, no volvería jamás a usar una tarjeta de crédito.

Si realmente fuera libre, no temería dejar de hablar y cerrar los ojos con la mente en blanco.

Si usara más porcentaje de mi cerebro, leería sin reparo y tiraría la televisión a la basura.

Si aceptara que el pasado nunca volverá, no me preguntaría por qué no tengo las nalgas de una quinceañera.

Si estuviera en paz con mis decisiones, no tendría tantas cosas dando vuelta dentro de mi cabeza.

Si aceptara la muerte como parte natural de la vida, no me sudarían las manos y palpitaría de más el corazón pensando en todos los posibles desastres naturales a la vuelta de la esquina.

Si entendiera que al fin de cuentas todo tiene su propósito, no lucharía tanto contra las ideas y actitudes de la demás gente.

Si aceptara que hay cosas que nunca cambiarán, porque de mí no dependen y nada puedo hacer, no cargaría con desilusiones o frustraciones.

Si tan sólo…por eso la vida es así, no exactamente como la imaginamos.

miércoles, 7 de abril de 2010

CONFUSA O INDEFINIDA...¿QUÉ SE VA A HACER?


Y ahora qué, me pregunto. Ya el tema de si el lesbianismo aquí o acá, me aburre y ya casi no me importa. Y es que no hay nada que hacer o qué decir que nos sea una repetición o una necedad de seguir en el mismo rincón rodeada de sistemas, políticas, creencias y estructuras inamovibles, irracionales y perecederas.

Si soy lesbiana o si me ven como una o si me considero lesbiana, qué más da, me pregunto ahora sin dejarme embaucar en la retahíla de palabras que de ahí no pasan.
Me he alejado voluntariamente del ambiente lésbico nacional y he confirmado que no se puede extrañar lo que no se tuvo jamás y eso es un escenario y vida social lésbica rebosante de vida y actividades. Nunca lo perdí porque nunca lo tuve. Atisbé un efímero sabor adictivo y seductor lejos de mi país, por brevísimos períodos de tiempo que ahora ya sólo forman parte de mis mejores recuedos.

Pero qué aburrido ha resultado con el paso del tiempo ser lesbiana. Mejor ser alpinista o ser metrosexual, o chef certificada, más aventurezco y retador. Lesbiana, y me vuelvo a preguntar…lesbiana, qué significa realmente. No la definición, sino que qué significa para mí, para mi vida, para lo que hago, no hago, sueño, deseo, aspiro, imagino, detesto o evito.

Por años fue como una etiqueta de identificación colorida, interesante y emocionante de mostrar. Podrá ser la edad, o la realidad de esta latitud, o mi percepción o simplemente que la vida pasa y cambia.
Existen ciertos momentos en nuestra ruta donde nos detenemos para descansar o confirmar la dirección correcta o simplemente ver el paisaje. Y de pronto vemos con ojos diferentes, sentimos con sentidos diferentes. Puede ser revelador y encontrar respuestas clave, así como algunas dudas gigantes. Pero sobre todo nos dan la iluminación momentánea de otras opciones, otras posibilidades y que nada es negro o blanco, hay muchas tonalidades..y así de repente, dan ganas de vestirse sin combinar, sólo por el gusto de cambiar.

La palabra y definición de “lesbiana”, hoy por hoy puedo ver que me ha limitado tremendamente. No soy diferente de otras mujeres que optan sin querer queriendo, por un lado, por un bando, por un extremo con tal de pertenecer. Puedo ser liberal o moderna o volada, por estar fuera del closet, pero ¿realmente estoy fuera del “CLOSET”? Si como lesbiana declarada me limito a ser ¿sólo lesbiana? O sea, realmente me define una orientación sexual convencional o qué pasaría si desde hoy simplemente no acepte ser lesbiana, o heterosexual o bisexual, simplemente sea sin ser lo que nos enseñaron a hacer, grupos, legiones, ejércitos, comunidades y decida mejor globalizarme.

Cuando me pregunten quién soy, contestar con mi nombre de pila o que soy un montón de palabras juntas, un montón de células juntas, un montón de genes y herencias juntas. No ser parte de una o dos definiciones, que no me aten y sectoricen. Si no soy nada, bien puedo ser todo. Y si se es todo, no tengo por que ser una y de ajuste tranquilita y políticamente correcta dentro del corral.

No sólo es fregado ser homosexual, es fregado ser heterosexual, bisexual, transexual, en general, es jodido en este mundo y era, y ser sexual. Porque nunca se quedará bien con todos o la mayoría y siempre habrá crítica, juicios y polémica al respecto. Se repite desde el desconocido de la esquina, hasta la mejor amiga, la pareja o la colega.

¿Qué identidad sexual, qué orientación sexual y qué preferencia sexual tengo? ¡Por la gran! Qué montón de babosadas “sexual” y sólo lo complican y confunden todo más. ¿Y qué pasa cuando ninguna de las 3 coincide, o sólo dos?

¿Acaso hay que escoger o decidir sólo porque hay que hacer lo que la mayoría hace o cree que debe hacer? Y de ajuste no le complace ni satisface pero no se sale del trabe y sigue en la necedad de ser lo que no puede ser porque es más de lo que es.
Ya no estoy para dar explicaciones, tampoco para bailar al son que me pongan y menos para quedar bien con todos. Si quieren saber qué soy, qué me pregunten y no esperen nada convencional a cambio, pero si prefieren imaginar o alucinar, su problema.
Qué diablos, a estas alturas del camino, si soy o no lesbiana, si me salgo o dejo de ser lo que debería de ser, es una de las mil quinientas babosadas que simplemente me valen y qué se va a hacer.

Acerca de mí

Mi foto
Guatemala
Buscando respuestas, busco opciones, busco opiniones, busco saber y aprender.Simplemente, no cumplo con ninguna regla, espectativa, predicciòn o definiciòn.

CREO...QUE...


"La búsqueda de dios es una ocupación inútil, pues no hay nada que buscar donde nada existe. A los dioses no se les busca, se les crea..." Maximo Gorki

UNA DE TANTAS CONCLUSIONES...

"Cuando practicamos Zen, vemos que el dolor no es malo. Simplemente es dolor. Si nos pasamos la vida huyendo de momentos dolorosos, le cerramos la puerta a muchas cosas que de lo que la vida nos trae, tanto el dolor como la alegría. No podemos llorar cuando estamos tristes, ni podemos reir cuando estamos felices. Cuando evitamos el dolor y peleamos para no sentirlo, el dolor se convierte en sufrimiento.
Hay una enorme diferencia entre dolor y sufrimiento. El dolor con frecuencia no puede ser evitado, pero el sufrimiento si. Al aprender las diferencias entre ambos, muchos temores desaparecen."
Brenda Shoshanna.

"Gender, along with race, class, ethnicity, and age, is one of the most profound social status determinants in our society--
Gender is just not what I care about or even really notice in a sexual partner--I judge each person as an individual--I have categories, but gender isn´t one of them. I´m erotically attracted to intelligent people, to people with a kind of sleazy, sexy come-on, to eccentrics."
Jane Litwoman


“Nuestro temor a lo que sea que lo cause, se origina de nuestra ignorancia y se manifiesta a través de nuestras inseguridades. Reaccionamos con fobias, rechazo y ataque, según nosotros para defendernos de los fantasmas de nuestra mente...cuando estos temores son tan sólo engaños y nos volvemos sus indefensos esclavos.”


CABALASISOY

PERSONA SUPER ESPECIALES

Lecturas recomendadas

  • A Concise History of Euthanasia: Life, Death, God and Medicine by Ian Dowbiggin
  • A Forest of Kings by Friedel, Schele
  • A Short History of guatemala by Ralph Lee
  • All Women are Healers by Diane Stein
  • Bi Any other Name edited by L. Hutchins and L. Kaahumanu
  • Blood and Guts by Richard Hollingham
  • Body Work: A V.I. Warshawski Novel by Sara Paretsky
  • Brother Iron, Sister Steel: A Bodybuilder's Book by Dave Draper
  • Chronicle of the Maya Kings and Queens by Martin, Grube
  • Cure by Robin Cook
  • Dying with Confidence by Anyen Rinpoche
  • Fearless by Brenda Shoshanna ,PhD
  • Happiness is an Inside Job
  • History of Medicine by Jacalyn Duffin
  • How to be Sick by Toni Bernhard
  • Human Remains by Helen MacDonald
  • Ice Cold by Tess Gerritsen
  • If the Buddha Dated by Charlotte Kasl
  • If the Buddha Got Stuck by charlotte Kasl Ph. D.
  • In the Land of Invisible Women by Qanta A. Ahmed, MD
  • It`s Easier Than You Think by Sylvia Boorstein
  • Joe Weider's Ultimate Bodybuilding Joe Weider's Ultimate Bodybuilding by Joe Weider, Bill Reynolds
  • Kate Daniels Series by Ilona Andrews
  • Lesbian Couples by Merilee Clunis, PhD; Dorsey Green, PhD.
  • Medical Firsts by Robert E. Adler
  • Medicine Women by Elisabeth Brooke
  • Medicine Women, Curanderas and Women Doctors by Perrone, et al.
  • Mercy Thompson, Series by Patricia Briggs
  • One year to a Life of Writing by Susan M: Tiberghien
  • Pay Attention by Sylvia Boorstein
  • Pioneer Doctor by Mari Grana
  • Practicing Peace in Times of War by Pema Chodron
  • Sastun by Rosita Arvigo, et al.
  • Stiff by Mary Roach
  • That`s Funny by Sylvia Boorstein
  • The Code of Kings by Linda Schele, et al
  • The Disappearing Spoon by Sam Kean
  • The Excellent Dr. Blackwell by Julia Boyd
  • The Girl Who Played with Fire by Stieg Larsson
  • The Girl with the Dragon Tattoo by Stieg Larsson
  • The Gost Map by Steven Johnson
  • The Knive Man by Wendy Moore
  • The Middle Ages by Morris Bishop
  • The Mists of Avalon by Marion Zimmer B.
  • The Plague Tales by Ann Benson
  • The Scalpel and the Silver Bear by Alvord, Cohen
  • The Woman in the Shaman`s Body by B. Tedlock
  • Virals by Kathy Reichs
  • Western Medicine by Irvine Loundon
  • Witches, Midwives and Nurses by Ehrenreich and English
  • Woman as Healer by Jeanne Achtberg
  • Woman Who Glows in the Dark by Elena Avila, et al.
  • Women Healers by Elisabeth Brooke
  • Women Physicians and the Culture of Medicine by More et al
  • Writing Down the Bones by Natalie Goldberg
  • Zen Miracles by Brenda Shoshanna Ph. D.