Este recién pasado Día Internacional de la Mujer, fue frecuente escuchar por la radio, entre otras cosas, halagos a la mujer pero con relación a su realización a través de la maternidad.
OK, para aquellas que ser madres es el sueño de su vida, se entiende, pero no capto la relación entre ser mujer y ser madre como algo indiscutiblemente implícito.
Nunca siquiera se me pasó por la mente, ni jugando o pretendiendo, el ser madre. Tengo sobrinos que me iluminan la vida, pero ni ellos me han hecho sentir la falta de la maternidad en mi cuerpo y en mi vida.
Una mujer se puede realizar en la vida de tantas formas como un hombre. Pero no por tener hijos es más feliz, en lo general, que las que no los tienen. El embarazo no deseado y no planificado es en este país de diario. Las chicas embarazadas no se ven ni son precisamente felices y tampoco se consideran realizadas.
Lo mismo pasa con los hombres, no por haber contribuido a un embarazo se consideran seres realizados en esta vida, menos si ni siquiera tienen idea que podrían ser padres.
La mujer como entidad social, denominada así básicamente por sus genitales, porque es la única diferencia física obvia en la raza humana, ahora tiene por escrito y legislado, lo que por puro sentido común, ha sido obvio desde la aparición del ser humano sobre la tierra. Los mismos derechos y obligaciones que un hombre.
Siendo mujer, no me creo superior ni inferior a un hombre. No me interesa en lo más mínimo ser madre, y me siento realmente realizada en la vida. He sido receptora y beneficiada del esfuerzo de mujeres muchas décadas antes de mi existencia, que tuvieron que luchar por mi bienestar actual. Pero de mi vida, la que se responsabiliza soy yo. Ya a qué o quién le de cuentas de mi proceder, pensar o hablar, es igualmente, mi decisión.
Ahora, así veo a la mujer de hoy en día, con los beneficios de una sociedad menos ignorante. Pero con el grandioso compromiso de ser lo mejor que se puede ser. Y no necesariamente es el procrear. Se pueden hacer las dos cosas, claro, pero de nuevo, es decisión de cada quien.
Los miles de paradigmas sobre la mujer, ahora ya languidecen en los rincones del olvido y necia memoria deconstructiva de algunas agrupaciones.
No somos débiles, no somos frágiles, no somos incapaces, no somos fábricas de fetos, no somos lentas, no somos menudas, no somos pasivas, no somos acomodadas, no somos mudas, no somos puras ni intocables, no somos inertes, no somos frígidas, no somos productoras de leche, no somos limpiadoras, planchadoras, cocineras por default. Tampoco somos un par de pechos, un útero o una voz más aguda, ni tampoco tenemos una vagina sólo para parir.
Somos todo y más, somos lo que queramos ser y punto. Y si no somos lo que deseamos, entonces dejemos de culpar lo de afuera y hagamos de una vez por todas algo con nuestra vida al respecto.
No esperar infantil e irresponsablemente que “algo o alguien” vendrá a abrir la brecha y hacer camino para validar nuestros derechos, ese trabajo es nuestro, cada una por su cuenta y no podemos delegarlo.
OK, para aquellas que ser madres es el sueño de su vida, se entiende, pero no capto la relación entre ser mujer y ser madre como algo indiscutiblemente implícito.
Nunca siquiera se me pasó por la mente, ni jugando o pretendiendo, el ser madre. Tengo sobrinos que me iluminan la vida, pero ni ellos me han hecho sentir la falta de la maternidad en mi cuerpo y en mi vida.
Una mujer se puede realizar en la vida de tantas formas como un hombre. Pero no por tener hijos es más feliz, en lo general, que las que no los tienen. El embarazo no deseado y no planificado es en este país de diario. Las chicas embarazadas no se ven ni son precisamente felices y tampoco se consideran realizadas.
Lo mismo pasa con los hombres, no por haber contribuido a un embarazo se consideran seres realizados en esta vida, menos si ni siquiera tienen idea que podrían ser padres.
La mujer como entidad social, denominada así básicamente por sus genitales, porque es la única diferencia física obvia en la raza humana, ahora tiene por escrito y legislado, lo que por puro sentido común, ha sido obvio desde la aparición del ser humano sobre la tierra. Los mismos derechos y obligaciones que un hombre.
Siendo mujer, no me creo superior ni inferior a un hombre. No me interesa en lo más mínimo ser madre, y me siento realmente realizada en la vida. He sido receptora y beneficiada del esfuerzo de mujeres muchas décadas antes de mi existencia, que tuvieron que luchar por mi bienestar actual. Pero de mi vida, la que se responsabiliza soy yo. Ya a qué o quién le de cuentas de mi proceder, pensar o hablar, es igualmente, mi decisión.
Ahora, así veo a la mujer de hoy en día, con los beneficios de una sociedad menos ignorante. Pero con el grandioso compromiso de ser lo mejor que se puede ser. Y no necesariamente es el procrear. Se pueden hacer las dos cosas, claro, pero de nuevo, es decisión de cada quien.
Los miles de paradigmas sobre la mujer, ahora ya languidecen en los rincones del olvido y necia memoria deconstructiva de algunas agrupaciones.
No somos débiles, no somos frágiles, no somos incapaces, no somos fábricas de fetos, no somos lentas, no somos menudas, no somos pasivas, no somos acomodadas, no somos mudas, no somos puras ni intocables, no somos inertes, no somos frígidas, no somos productoras de leche, no somos limpiadoras, planchadoras, cocineras por default. Tampoco somos un par de pechos, un útero o una voz más aguda, ni tampoco tenemos una vagina sólo para parir.
Somos todo y más, somos lo que queramos ser y punto. Y si no somos lo que deseamos, entonces dejemos de culpar lo de afuera y hagamos de una vez por todas algo con nuestra vida al respecto.
No esperar infantil e irresponsablemente que “algo o alguien” vendrá a abrir la brecha y hacer camino para validar nuestros derechos, ese trabajo es nuestro, cada una por su cuenta y no podemos delegarlo.
¿Y cuál será la mejor forma de cómo lidiar contra la injusticia, si es que se le puede llamar injusticia o simple ignorancia? ¿Es injusto desconocer las leyes y por ende no saber reclamar nuestros derechos? ¿O es acaso la actitud lo que hace la diferencia?
¿Es la rebeldía una opción, o tan sólo una acción caduca de actitudes inmaduras por falta de planificación, organización, visión, liderazgo y compromiso? ¿Acaso sólo vemos la punta del iceberg o tratamos de tapar el sol con un dedo? ¿No será que el crear y mantener discapacidades sociales o en lo que sea, en las personas justifica la presencia de otras personas que de ello dependen y el círculo vicioso gira y gira sin vistas de parar?
No existe sistema sobre la faz de este planeta que tenga el poder de dictaminar la vida de una mujer u hombre…a menos que esta mujer u hombre le confiera el poder a ese sistema. Tampoco hay excusas valederas al no lograr la realización personal, excepto que no se hizo lo necesario para lograrlo. El cuerpo puede ser doblegado, total es tan perecedero como lo material que nos rodea, pero la mente y el intelecto, nos harán libres por siempre y nadie lo puede evitar.
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