Cuando un sueño pasa de ser parte de nuestra imaginación a se parte de la vida real, es cuando se siente temblar la tierra. Un sueño, en este mundo de lo intangible, no presenta riesgos, tampoco angustia de lo que se puede perder. Una realidad está sujeta a leyes universales como la temporalidad, la inseguridad, el cambio continuo, la interdependencia, la actitud y para mí, el karma.
Nuestro sueño, de mi esposa y mío, ha pasado al plano terrenal. Logramos enganchar nuestra tan ansiada casita. Aún en construcción, esperamos mudarnos en unas dos semanas, si no hay más retrasos. Esteremos desempacando en vísperas de la navidad, esperamos a tiempo para preparar nuestro pavo y compartirlo con las personas especiales en nuestras vidas al medio día del 25 de diciembre.
Es una sensación emocionante y a la vez inquietante. Es el inicio de un largo camino, en un país donde la inestabilidad social, política y laboral son nuestro pan de cada día.
No se trata de empañar un evento especial con negatividad, sólo es ver el panorama completo y entender, que lo material ayuda, vaya si no, pero también dada la situación, nos puede también causar temor a la pérdida.
Los planes, los proyectos, dependen de tantas cosas, situaciones y personas, que al final de cuentas, son totalmente impredecibles con tan sólo una pizca de intuición y buena intención. Son como aventuras donde lo inesperado es de esperarse y dónde la adaptación y planes de contingencia adquieren el valor para la sobre vivencia.
Estamos contentas, estamos endeudadas, estamos asustadas, estamos empleadas, estamos juntas, estamos sanas. Qué más podemos pedir, en esta vorágine de vida en estos tiempos actuales.
Vienen también a colación los detalles de la propiedad, donde no podemos tener bienes como pareja pues la ley no lo contempla. Es de darle vueltas a la ley para lograr que ninguna de las dos quede desamparada en el caso de faltar alguna, que las familias, por muy buenas y comprensivas, no atenten contra esa tenue seguridad material. Escrituras, testamentos, bienes, deudas, privilegios, derechos, todo parte de esta maraña de hilos que en vez de ayudar, estorban.
La vida en pareja conlleva construir un futuro para dos. Conlleva a invertir sabiamente para un futuro de vejez y probablemente de enfermedad. Ya no se puede esperar vivir dignamente de una pensión, ni siquiera es sano pensar en la idea de que algún día ya no se podrá físicamente trabajar. Y no se mencione los gastos de funeral, que se caracterizan más por ser un lujo que una necesidad.
Cuando enfrentamos cada día como pareja lesbiana, lo que este mundo ofrece y con la estructura que posee, nos vemos afectadas, discriminadas, ignoradas. Pocas amistades tenemos que han pasado, pasan o pronto pasarán por estos embates políticos sociales en Guatemala…y la mayor parte del mundo actual. Pero nos identifican características en común, como la determinación, la tenacidad, la voluntad, la fuerza, la visión, la esperanza, la valentía y el orgullo y dignidad de ser lesbianas.
Pienso que cuando la vida es fácil, se pierde la posibilidad de reconocer capacidades durmientes que nos hacen poderosas. Se ignora el potencial que llevamos dentro, en espera de una oportunidad para reconocerlo y aplicarlo. Las crisis y problemas sólo son oportunidades para ser mejores y no olvidar que no seríamos nada ni nadie sin todas las personas que existen a nuestro alrededor, para bien o para no tanto bien.
Embarcadas en esta nueva y aparentemente larga aventura, esperamos crecer en todo sentido y valorar más las bendiciones obtenidas a través de nuestro paso por esta vida.
Pero lo más importante para mí, es no olvidar que todo lo material se puede perder, que nada es eterno y que la felicidad pura y real, sólo puede venir de nuestro interior a través de nuestras actitudes para abordar este mundo maravilloso totalmente en caos.
Nuestro sueño, de mi esposa y mío, ha pasado al plano terrenal. Logramos enganchar nuestra tan ansiada casita. Aún en construcción, esperamos mudarnos en unas dos semanas, si no hay más retrasos. Esteremos desempacando en vísperas de la navidad, esperamos a tiempo para preparar nuestro pavo y compartirlo con las personas especiales en nuestras vidas al medio día del 25 de diciembre.
Es una sensación emocionante y a la vez inquietante. Es el inicio de un largo camino, en un país donde la inestabilidad social, política y laboral son nuestro pan de cada día.
No se trata de empañar un evento especial con negatividad, sólo es ver el panorama completo y entender, que lo material ayuda, vaya si no, pero también dada la situación, nos puede también causar temor a la pérdida.
Los planes, los proyectos, dependen de tantas cosas, situaciones y personas, que al final de cuentas, son totalmente impredecibles con tan sólo una pizca de intuición y buena intención. Son como aventuras donde lo inesperado es de esperarse y dónde la adaptación y planes de contingencia adquieren el valor para la sobre vivencia.
Estamos contentas, estamos endeudadas, estamos asustadas, estamos empleadas, estamos juntas, estamos sanas. Qué más podemos pedir, en esta vorágine de vida en estos tiempos actuales.
Vienen también a colación los detalles de la propiedad, donde no podemos tener bienes como pareja pues la ley no lo contempla. Es de darle vueltas a la ley para lograr que ninguna de las dos quede desamparada en el caso de faltar alguna, que las familias, por muy buenas y comprensivas, no atenten contra esa tenue seguridad material. Escrituras, testamentos, bienes, deudas, privilegios, derechos, todo parte de esta maraña de hilos que en vez de ayudar, estorban.
La vida en pareja conlleva construir un futuro para dos. Conlleva a invertir sabiamente para un futuro de vejez y probablemente de enfermedad. Ya no se puede esperar vivir dignamente de una pensión, ni siquiera es sano pensar en la idea de que algún día ya no se podrá físicamente trabajar. Y no se mencione los gastos de funeral, que se caracterizan más por ser un lujo que una necesidad.
Cuando enfrentamos cada día como pareja lesbiana, lo que este mundo ofrece y con la estructura que posee, nos vemos afectadas, discriminadas, ignoradas. Pocas amistades tenemos que han pasado, pasan o pronto pasarán por estos embates políticos sociales en Guatemala…y la mayor parte del mundo actual. Pero nos identifican características en común, como la determinación, la tenacidad, la voluntad, la fuerza, la visión, la esperanza, la valentía y el orgullo y dignidad de ser lesbianas.
Pienso que cuando la vida es fácil, se pierde la posibilidad de reconocer capacidades durmientes que nos hacen poderosas. Se ignora el potencial que llevamos dentro, en espera de una oportunidad para reconocerlo y aplicarlo. Las crisis y problemas sólo son oportunidades para ser mejores y no olvidar que no seríamos nada ni nadie sin todas las personas que existen a nuestro alrededor, para bien o para no tanto bien.
Embarcadas en esta nueva y aparentemente larga aventura, esperamos crecer en todo sentido y valorar más las bendiciones obtenidas a través de nuestro paso por esta vida.
Pero lo más importante para mí, es no olvidar que todo lo material se puede perder, que nada es eterno y que la felicidad pura y real, sólo puede venir de nuestro interior a través de nuestras actitudes para abordar este mundo maravilloso totalmente en caos.
2 comentarios:
Si, si y si... es nuestro sueño hecho realidad, ahora bien, lo lindo de todo esto, a pesar de los muchos temores, es que hay algo que nadie nos puede quitar y ese algo es la determinación de seguir adelante, que no importan tanto las circunstancias externas sino lo que cada una lleva en su interior, que nos fortalecen en lo individual y en la pareja... Gracias amor por compartir esta lucha conmigo, ya verás como las cosas van a estar bien.
No me queda mas que felicitarlas!! en este momento de tantas emociones para ustedes!!... que en su "casita" tengan muchas bendiciones, mucha paz, armonia y que el amor que hoy las une, las mantenga unidas por muchos muchos muchos años!!!
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