Este fin de semana pasado, tuve el gusto de volver a compartir con dos personas que hacía ya varios años no veía, ni escuchaba.
Son una pareja de chicas que por malentendidos y cuestiones ahora ya irrelevantes, dejé de frecuentar y hasta casi pensé se había perdido la amistad.
Esto me enseña y recuerda que por no poner las cosas en claro y por asumir, se pueden tomar conclusiones equivocadas con costos muy altos, entre ellos, peligro en cuestiones tan valiosas como la amistad.
Otra cosa que aprendí es que todos cambiamos y que lo que alguna vez fuimos o dijimos, ya no aplica al presente. Que lo que alguna vez pensamos y creímos, no es igual, no es lo mismo o simplemente ya ni recordamos con detalle, por qué y cómo de lo que fuere.
Entendí que el orgullo no lleva a nada, más que al aislamiento y soledad auto impuesta.
Comprendí que lo bueno vale la pena recordarlo y lo malo, mejor olvidarlo.
Decidí que siempre hay una segunda, tercera, o enésima oportunidad, para todo y todos, mientras tengamos la energía de respirar y nuestro corazón se anime a palpitar.
Comprendí que en esta vida, la aventura es parte fundamental de la experiencia. Que sin riesgos no hay ganancias, que sin imprevistos el aburrimiento no puede combatirse y que todas cometemos errores, sufrimos los de otras y al fin de cuentas, una cena, una buena conversación y las ganas de compartir, hace una velada, un inicio sano y prometedor.
Son una pareja de chicas que por malentendidos y cuestiones ahora ya irrelevantes, dejé de frecuentar y hasta casi pensé se había perdido la amistad.
Esto me enseña y recuerda que por no poner las cosas en claro y por asumir, se pueden tomar conclusiones equivocadas con costos muy altos, entre ellos, peligro en cuestiones tan valiosas como la amistad.
Otra cosa que aprendí es que todos cambiamos y que lo que alguna vez fuimos o dijimos, ya no aplica al presente. Que lo que alguna vez pensamos y creímos, no es igual, no es lo mismo o simplemente ya ni recordamos con detalle, por qué y cómo de lo que fuere.
Entendí que el orgullo no lleva a nada, más que al aislamiento y soledad auto impuesta.
Comprendí que lo bueno vale la pena recordarlo y lo malo, mejor olvidarlo.
Decidí que siempre hay una segunda, tercera, o enésima oportunidad, para todo y todos, mientras tengamos la energía de respirar y nuestro corazón se anime a palpitar.
Comprendí que en esta vida, la aventura es parte fundamental de la experiencia. Que sin riesgos no hay ganancias, que sin imprevistos el aburrimiento no puede combatirse y que todas cometemos errores, sufrimos los de otras y al fin de cuentas, una cena, una buena conversación y las ganas de compartir, hace una velada, un inicio sano y prometedor.
1 comentario:
Hola como estas.
Nunca he conocido a una lesbiana personalmente, he tenido amigos gay pero no he conocido a ninguna chica les.
A veces me he preguntado como sera la amistad de una lesbiana con una mujer heterosexual. Supongo que debe ser un poco distinta a la de las amigas que conozco, por que en vez de hablar de hombres, pues yo hablaría de hombres y ella de mujeres, creo, o no?
Tambien me he preguntado si en una relacion lesbica una quiere ser la consentida o si las dos pueden coordinarse para ser el centro de la atención, por que con los chicos pues ellos nos concienten y nos tratan asi como sus princesas y esas cosas lindas que hacen, ¿y como dos mujeres equilibran eso?
Bueno, me encontre tu blog leyendo articulos en la pagina de blogs guatemaltecos y me llamó la atención el nombre por que como te digo nunca he tenido oportunidad de conversar con una les, al menos no en persona.
Lei un poco de tus historias, muy inspiradas y detalladas, aunque me resultó dificil imaginar esas escenas sin una parte masculina.
Saludos.
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