Toda relación tiene un “cuco” o tema que es álgido, tortuoso, delicado, potencialmente explosivo y desgastante como el de las ex parejas o “exes”.
Me interesó escribir sobre esto tras haber ido a la obra de teatro el pasado sábado 2 de agosto. Por cierto, que buena estuvo.
Pues resulta que ahí vi a una “ex” pareja mía y sin querer trajo a mi mente recuerdos de hace ya 18 años. Ni siquiera nos hablamos, ni siquiera nos dimos por aludidas o enteradas que estábamos ahí.
Contaré una sinopsis de una historia compartida y que nos unió en aquellos tiempos y aquellas circunstancias.
Éramos ambas estudiantes en nuestro último año de la carrera, de diferentes universidades, pero compartiendo prácticas en un hospital público de esta ciudad. Nos conocimos en un turno de la maternidad en el Hospital General, un día que no recuerdo con certeza, del mes de marzo del 1991.
Mi “gaydar” estaba de plano descompuesto, porque no la identifiqué como lesbiana en ese entonces. Iniciamos una amistad sencilla y basada en la convivencia hospitalaria.
Un día de tantos, tuve una muy desagradable experiencia y discusión con otra colega, que en ese tiempo había sido también mi amante, mi primera experiencia sexual lésbica y fue un desastre. Nos gritamos sin decoro en la emergencia y por casualidad??? Esta chica a quien llamaré por comodidad…ELLA, nos tomó la película completa.
Pocos días después me invitó a cenar, luego a su casa a platicar, luego a Panajachel a pasear y luego otra vez a su casa, donde al fin me preguntó si me gustaban las mujeres. Así ya a calzón quitado, pues le confirmé mi lesbianismo y ella que se consideraba hétero y con novio, pues evaluó el volverse al bando de las chicas.
Para no aburrir, nos hicimos pareja y duramos juntas unos 7 años. Nuestra primera relación lésbica para ambas.
En ese período de nuestras vidas, nos amamos, no peleamos, viajamos, estudiamos, nos graduamos de médicos, entramos a nuestros post grados, y casi coincidiendo con terminarlos, nos separamos. La causa o causas, pues cada quien tenemos nuestra versión, mas ya no importa.
Tuvimos otras relaciones, pero nos mantuvimos en contacto, verbal, visual y físico hasta no hace más de 4 años. Fue una relación de codependencia enfermiza y muy destructiva, para nosotras y las parejas que tuvimos. Finalmente, hace ya 1 año, dejamos de hablarnos y así se quedó.
Fuimos terriblemente crueles, bellamente tiernas, escandalosamente inmaduras, lamentablemente inseguras y ahora irremediablemente cuarentonas.
Luego de este preludio, regreso al tema de esta entrada y aprovecho para puntualizar ciertos aspectos que he observado a lo largo de mi personal experiencia.
Como parejas tendemos a veces a pensar de las “exes”:
Con las otras hizo algo que no a hecho conmigo
Con las otras hizo algo que no hace igual conmigo
Con las otras hizo algo que no hará conmigo
Y es muy cierto. Como seres humanos tendemos con frecuencia a comparar. Y nos sentimos “mal” por lo que pasó fuera de nuestro reinado y que no obtenemos y lo tomamos tan personal que se vuelve una pérdida y nos resentimos.
Es complicado y confuso este ir y venir de las relaciones.
Creo que la mayoría tenemos pasados y experiencias previas en cuanto a relaciones.
Cuando decidimos iniciar una relación de pareja, creemos hacerlo porque pensamos que conocemos a esa persona lo suficientemente bien como para tomar dicha decisión. Pero luego se presentan las quejas:
Cómo has cambiado
No eres la misma persona de quien me enamoré
Si así me aceptaste, ahora aguántate.
Olvidamos que somos seres humanos y por ello cometemos errores. Que nada es estático, ni nuestro cuerpo, nuestros pensamientos, nuestras convicciones u opiniones, como tampoco nada por dentro ni por afuera de nosotras. No hay dos días iguales, tampoco dos noches.
Otro punto interesante es que cuando nos entra lo onda, nos sentimos tristes o enojadas, y recordamos a las “exes”, tendemos por una razón inexplicable, a recordar con más frecuencia lo bueno, idealizando a una persona y comparándola con otra, cuando si fuera en efecto tan maravillosa, entonces, ¿por qué terminamos con ella?
Creo que el haber “conocido”, término inexacto y muy improbable de ser, a una persona en el ámbito personal, emocional y físico íntimamente, crea conexiones imposibles de borrar, ya sea porque la seguimos detestando o porque aún guardamos un poquito de cariño. Este tipo de interacciones humanas, se pueden cortar, cerrar, pero mientras tengamos mente, no se podrán borrar. Y es que no es malo ni bueno, sólo pasa, es el resultado de un evento que quedó registrado en nuestra computadora mental y sólo que nos de Alzheimer o amnesia o lesiones cerebrales o psiquiátricas severas, no se va a eliminar, tampoco es que ocupen el total de nuestro diario vivir y por ello pongan en peligro nuestra relación actual.
No hay relación tan mala o tan buena en el cien por ciento. Todas en alguna oportunidad hemos hecho el bien y el mal a nuestras parejas pasadas, actuales y futuras. Pero el tiempo, la madurez, el amor, la comunicación y la honestidad, nos moldean, nos cambian, nos hacen cuidar y cultivar virtudes y situaciones más enriquecedoras y esforzarnos cada día por cuidar y mantener una relación que al fin de tantas, tenemos, valoramos y no queremos perder.
Es muy difícil no tocar el tema de las “exes”, en una relación. Pero que prevalezca el deseo de ambas partes de forjar un futuro positivo como pareja, pues se está juntas por voluntad no por propiedad u obligación. Permitirse madurar y confiar en la persona con quien una vive, ama y respeta.
Más sin embargo, el tema de las “exes” sigue siendo para algunas algo irrelevante, para otras algo imperdonable, para otras algo amenazante, para otras algo interesante, para otras algo inmencionable.
Como dice el refrán: “lo pasado, pasado”. Aprender de lo bueno y desechar lo malo. Aprender de los errores y tratar de no repetirlos, reconocer nuestra naturaleza humana y por ende imperfecta.
Una relación debe cuidarse, pero no sólo de las “exes”, sino de nuestros hábitos, nuestras actitudes, pensamientos, palabras, acciones, inseguridades, prejuicios, etiquetas y definiciones.
Es un constante cambio con el que se ha de vivir y al final, con fortuna y humildad poder decir:
“…mi vida fue buena, fui gruesamente feliz, hice lo mejor que pude y ahora en paz puedo morir”.
Me interesó escribir sobre esto tras haber ido a la obra de teatro el pasado sábado 2 de agosto. Por cierto, que buena estuvo.
Pues resulta que ahí vi a una “ex” pareja mía y sin querer trajo a mi mente recuerdos de hace ya 18 años. Ni siquiera nos hablamos, ni siquiera nos dimos por aludidas o enteradas que estábamos ahí.
Contaré una sinopsis de una historia compartida y que nos unió en aquellos tiempos y aquellas circunstancias.
Éramos ambas estudiantes en nuestro último año de la carrera, de diferentes universidades, pero compartiendo prácticas en un hospital público de esta ciudad. Nos conocimos en un turno de la maternidad en el Hospital General, un día que no recuerdo con certeza, del mes de marzo del 1991.
Mi “gaydar” estaba de plano descompuesto, porque no la identifiqué como lesbiana en ese entonces. Iniciamos una amistad sencilla y basada en la convivencia hospitalaria.
Un día de tantos, tuve una muy desagradable experiencia y discusión con otra colega, que en ese tiempo había sido también mi amante, mi primera experiencia sexual lésbica y fue un desastre. Nos gritamos sin decoro en la emergencia y por casualidad??? Esta chica a quien llamaré por comodidad…ELLA, nos tomó la película completa.
Pocos días después me invitó a cenar, luego a su casa a platicar, luego a Panajachel a pasear y luego otra vez a su casa, donde al fin me preguntó si me gustaban las mujeres. Así ya a calzón quitado, pues le confirmé mi lesbianismo y ella que se consideraba hétero y con novio, pues evaluó el volverse al bando de las chicas.
Para no aburrir, nos hicimos pareja y duramos juntas unos 7 años. Nuestra primera relación lésbica para ambas.
En ese período de nuestras vidas, nos amamos, no peleamos, viajamos, estudiamos, nos graduamos de médicos, entramos a nuestros post grados, y casi coincidiendo con terminarlos, nos separamos. La causa o causas, pues cada quien tenemos nuestra versión, mas ya no importa.
Tuvimos otras relaciones, pero nos mantuvimos en contacto, verbal, visual y físico hasta no hace más de 4 años. Fue una relación de codependencia enfermiza y muy destructiva, para nosotras y las parejas que tuvimos. Finalmente, hace ya 1 año, dejamos de hablarnos y así se quedó.
Fuimos terriblemente crueles, bellamente tiernas, escandalosamente inmaduras, lamentablemente inseguras y ahora irremediablemente cuarentonas.
Luego de este preludio, regreso al tema de esta entrada y aprovecho para puntualizar ciertos aspectos que he observado a lo largo de mi personal experiencia.
Como parejas tendemos a veces a pensar de las “exes”:
Con las otras hizo algo que no a hecho conmigo
Con las otras hizo algo que no hace igual conmigo
Con las otras hizo algo que no hará conmigo
Y es muy cierto. Como seres humanos tendemos con frecuencia a comparar. Y nos sentimos “mal” por lo que pasó fuera de nuestro reinado y que no obtenemos y lo tomamos tan personal que se vuelve una pérdida y nos resentimos.
Es complicado y confuso este ir y venir de las relaciones.
Creo que la mayoría tenemos pasados y experiencias previas en cuanto a relaciones.
Cuando decidimos iniciar una relación de pareja, creemos hacerlo porque pensamos que conocemos a esa persona lo suficientemente bien como para tomar dicha decisión. Pero luego se presentan las quejas:
Cómo has cambiado
No eres la misma persona de quien me enamoré
Si así me aceptaste, ahora aguántate.
Olvidamos que somos seres humanos y por ello cometemos errores. Que nada es estático, ni nuestro cuerpo, nuestros pensamientos, nuestras convicciones u opiniones, como tampoco nada por dentro ni por afuera de nosotras. No hay dos días iguales, tampoco dos noches.
Otro punto interesante es que cuando nos entra lo onda, nos sentimos tristes o enojadas, y recordamos a las “exes”, tendemos por una razón inexplicable, a recordar con más frecuencia lo bueno, idealizando a una persona y comparándola con otra, cuando si fuera en efecto tan maravillosa, entonces, ¿por qué terminamos con ella?
Creo que el haber “conocido”, término inexacto y muy improbable de ser, a una persona en el ámbito personal, emocional y físico íntimamente, crea conexiones imposibles de borrar, ya sea porque la seguimos detestando o porque aún guardamos un poquito de cariño. Este tipo de interacciones humanas, se pueden cortar, cerrar, pero mientras tengamos mente, no se podrán borrar. Y es que no es malo ni bueno, sólo pasa, es el resultado de un evento que quedó registrado en nuestra computadora mental y sólo que nos de Alzheimer o amnesia o lesiones cerebrales o psiquiátricas severas, no se va a eliminar, tampoco es que ocupen el total de nuestro diario vivir y por ello pongan en peligro nuestra relación actual.
No hay relación tan mala o tan buena en el cien por ciento. Todas en alguna oportunidad hemos hecho el bien y el mal a nuestras parejas pasadas, actuales y futuras. Pero el tiempo, la madurez, el amor, la comunicación y la honestidad, nos moldean, nos cambian, nos hacen cuidar y cultivar virtudes y situaciones más enriquecedoras y esforzarnos cada día por cuidar y mantener una relación que al fin de tantas, tenemos, valoramos y no queremos perder.
Es muy difícil no tocar el tema de las “exes”, en una relación. Pero que prevalezca el deseo de ambas partes de forjar un futuro positivo como pareja, pues se está juntas por voluntad no por propiedad u obligación. Permitirse madurar y confiar en la persona con quien una vive, ama y respeta.
Más sin embargo, el tema de las “exes” sigue siendo para algunas algo irrelevante, para otras algo imperdonable, para otras algo amenazante, para otras algo interesante, para otras algo inmencionable.
Como dice el refrán: “lo pasado, pasado”. Aprender de lo bueno y desechar lo malo. Aprender de los errores y tratar de no repetirlos, reconocer nuestra naturaleza humana y por ende imperfecta.
Una relación debe cuidarse, pero no sólo de las “exes”, sino de nuestros hábitos, nuestras actitudes, pensamientos, palabras, acciones, inseguridades, prejuicios, etiquetas y definiciones.
Es un constante cambio con el que se ha de vivir y al final, con fortuna y humildad poder decir:
“…mi vida fue buena, fui gruesamente feliz, hice lo mejor que pude y ahora en paz puedo morir”.
3 comentarios:
Recordar a las "exes"... es cierto, es inevitable, es casi una ilusión pretender que no dejaron huella en nuestro interior, talvez el hecho de que recordemos más lo positivo que lo negativo es bueno, es como quitar la maleza que igual de nada nos sirve y conservar, dentro de todas nuestras posibilidades, lo que aprendimos y crecimos al lado de alguien que definitivamente fue importante para nosotras. A veces hasta nos sentimos medio chipilinas por lo que perdimos al dejarlas (o que nos dejaron) pero la vida da tantas vueltas que hoy por hoy creo firmemente que tienes razón, ellas estuvieron físicamente presentes con nosotras durante un tiempo (no importa cuánto) y permanecerán en nuestra mente para siempre...
SALUD POR LAS TUYAS, POR LAS MÍAS Y POR LAS QUE PUDIERON SER NUESTRAS...
Yo,
la que está en tu presente... en tu hoy y si la vida lo permite en adelante!!!
Las ex, son simplemente un día más en nuestro "pasado", y aunque a algunas se les guadar cariño al recuerdo, no deben convertirse en fantasmas de la relación, mas si son las ex de nuestras parejas, eso causa mucho daño... y mientras mas amenazante vemos a las "ex" más podemod dañar nuestra relación.
AAAAAYYYYYYY, MIS EXES, ME HAN CHINGADO LA VIDA, PERO LA ULTIMA NO ME CHINGA, DICE AMARME AUN, TUVIMOS 7 AÑOS DE RELACION, NUNCA TUVE VALOR DE IRME CON ELLA, ALGO QUE NO ME PERDONA Y SIEMPRE ME REPROCHA, SEGUIMOS DE " AMIGAS " ME BUSCA, ME LLAMA, Y YO QUE PUTAS HAGO " NO LA IGNORO . . . " Y LE TENGO UN GRAN CARIÑO, ME CONFIESO MI ACTUAL PAREJA ME DIJO HOY, PRESISAMENTE HOY, NO ME PIDAS IR A TUS REUNIONES, OISTE DELIRIO, ESTABA TAN ILUSIONADA QUE YA ESTABA ENTRANDO EN EL ROLLO, PERO IGUAL CENAS, DISCO, PERO NADA DE REUNIONES, NI LE GUSTO LA OBRA DE TEATRO, ME EMPUTE Y ZAAAAZZZ LLAMO A MI EX ME ACOMPAÑAS EL 24, Y LA OTRA " CLARO MI AMOR . . . . . " ME SIENTO INFIEL, PERO NI MODO NO QUIERO ESTAR SOLA, SERA LA EDAD? AFECTA ? ESPERO MADURAR ALGUN DIA, PENSE HABERLO SUPERADO PERO NI MADRE, ME FALTA MUCHO, CARIÑOS
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