Hace unos años, me di una vuelta por el estado gringo de Wisconsin. Era noviembre y se estaba recogiendo la cosecha de arándanos. Podía ver hasta el horizonte, 360 grados, y ninguna montaña. Fue una sensación alienígena, extraña, nostálgica. Todo tiene su encanto, pero las montañas son como el sol en cada día. Aún estando al la orilla del océano Pacífico se pueden ver montañas. Ya llegando a Izabal, son más escasas, pero las hay. Está de más decir que me gusta verlas, apreciarlas y admirarlas, las montañas.
http://www.crid.or.cr/crid/CD_EIRD_Informa/esp/revista/No6_2002/art12.htm
http://www.andinismo.org/temporal/

No hay comentarios.:
Publicar un comentario